
¡Oh Dios, que te dignaste elegir por Pontífice Máximo al bienaventurado Pío V, para destruir a los enemigos de tu Iglesia, y para reparar el culto divino! Haz que seamos defendidos con su protección, y que de tal manera nos dediquemos a tu servicio que, librándonos de las asechanzas de todos nuestros enemigos, gocemos de una perpetua paz. Por Nuestro Señor Jesucristo, Amén.
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