Mario Grech, uno de los dos obispos de Malta en activo, firmante del documento "Criterios para la aplicación del capítulo VIII de Amoris laetitia", del que ya di cuenta en esta entrada: Los obispos de Malta, excomulgados, ha realizado unas nuevas declaraciones que ha publicado en un postcast que no tiene desperdicio: lejos de retractarse de los graves errores plasmados en dicho documento, contrarios a la fe católica, se reafirma en ellos y ataca a quienes les han criticado por ello. Me parece interesante el análisis que de dichas declaraciones -que ha traducido del maltés al inglés- ha hecho Mark Lambert en su blog De Omnibus Dubitandum Est. La siguiente traducción al español es mía (he respetado la negrita y el color rojo tal y como aparece en el texto original):
El obispo Mario Grech de Gozo ha publicado un podcast en el que habla sobre la muy controvertida directiva de Malta que he publicado aquí. El discurso es en maltés, pero mi querida amiga Marie-Claire Kaminski, una compañera de estudios de Teología, se ha tomado el tiempo para traducir al inglés esta extraordinaria alocución que nos dará la oportunidad de obtener una mayor comprensión de la motivación y el pensamiento del obispo. Hemos añadido algunos de nuestros propios pensamientos en rojo.
Hace una semana, junto con el arzobispo Scicluna, hemos publicado las directrices para mostrar cómo, en el nombre de Cristo, podemos romper el frasco de ungüento en las heridas de las personas que están teniendo grandes dificultades en su vida amorosa (vida afectiva); y que está afectando su relación con Jesús. [En el Evangelio, el frasco de perfume fue utilizado por la mujer pecadora para ungir los pies de Jesús (Mt 26:7; Mc 14:3; Lc 7:37) como un signo y un gesto de arrepentimiento total y contrición por sus pecados. Jesús, por supuesto, le dio la bienvenida y le perdonó. El obispo Grech cuenta aquí esa bella historia totalmente distorsionada -malinterpretada-. El frasco de ungüento es un símbolo del corazón humano, y el gesto actualiza la fe y la confianza del pecador -incluso el más grande y el más depravado- en el amor salvador de Cristo. La Iglesia siempre ha ofrecido bálsamo para el corazón herido en el sacramento de la Penitencia. Es absurdo decir que sólo ahora esas heridas son cubiertas]. . Entre ellos podemos mencionar a los que han perdido su primer matrimonio y ahora están en una segunda relación. [El término "primer matrimonio" en el Evangelio sólo se utiliza cuando el matrimonio terminó por la muerte de uno de los cónyuges; (cf Lc 20,27-40). Por el contrario, el final del matrimonio se denomina "divorcio" y es condenado por Cristo. Las posteriores "segundas relaciones" son denominan por Él como adulterio (Mt 19,8)].
Agradezco la confianza que la gran mayoría han depositado en nosotros los obispos, pero al mismo tiempo me duele darme cuenta de que, entre el rebaño, hay quienes no sólo son rígidos (estrictos) consigo mismos, sino que también son rígidos con los demás, y de esa manera os están confundiendo. De hecho, han dicho que somos nosotros, los obispos, ¡quienes os estamos confundiendo! Si quieren garantías de que nuestra enseñanza es la de la Iglesia, les aseguro que yo mismo y el arzobispo estamos en completa unidad con Francisco. [Mi énfasis: ¡si esto es cierto, tiene enormes repercusiones para la Iglesia y el papado, así como hacer la inminente corrección formal al Santo Padre es tanto más urgente!] En la Iglesia, estar en comunión con el Papa siempre ha sido, y sigue siendo, un criterio que garantiza que una enseñanza es auténtica. [No exactamente; esta es la visión del papado de un ultramontano. Por supuesto, el papel del Papa es preservar y mantener el depósito de la fe transmitida por los Apóstoles, pero el dogma de la infalibilidad sólo se aplica cuando el Papa declara una doctrina sobre fe o moral ex cathedra y en unión con los Obispos de la Iglesia. Por su cuenta, el Papa puede incluso incurrir en herejía; como ocurrió cuando Juan XXII, uno de los Papas de Aviñón, negó que los bienaventurados gozaran de la visión beatífica en el cielo antes de la resurrección final, aunque se retractó de esa posición antes de su muerte en 1334. Por lo tanto, sólo por estar "en comunión con el Papa" no garantiza, en sí mismo, autenticidad de doctrina si esa doctrina es contraria a lo que ha sido enseñado por el Magisterio. Aunque muestra la dirección del Papa como realmente es: ¡en contradicción con el Magisterio y con la necesidad de corrección urgente!] El hecho de que los criterios que hemos publicado hace una semana se publicaran en el diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, confirma que la doctrina propuesta por nosotros, los obispos, no se opone a lo que se conoce como Magisterio de la Iglesia. [La publicación en L'Osservatore Romano no es confirmación de que una doctrina esté de acuerdo con el Magisterio, aunque puede significar que el Papa aprueba de su posición. Para garantizar la autenticidad, un documento (o enseñanza) debe hacer referencia a las enseñanzas anteriores y estar de acuerdo con ellas. Aquí no hay ninguna garantía porque aquí no se ha hecho referencia a enseñanzas anteriores como Casti Connubii (1930), Familiaris Consortio (1981) o Veritatis Splendor (1993) -dos de las cuales son encíclicas, y como tales, documentos de mayor valor magistral que Amoris Laetitia, que es una exhortación-]. El que nos critica a los obispos -y lo hace duramente y con mentiras- tiene un problema con Francisco; tratan de golpearnos para hacérselo a él. [O les preocupa que los obispos enseñen el error por algunas razones políticas, siguiendo los mandatos de Jesús en Mateo 18:15-17]. Entiendo que estos criterios, tomados por sí mismos, no son suficientes. Sin embargo, con el fin de que uno puede asimilarlos adecuadamente hay necesidad de una mayor reflexión, estudio y oración. [Veritatis Splendor parece un buen punto de partida para que comiencen los Obispos, ¿o tal vez podrían explicar por qué los obispos polacos, y el obispo Egan de Portsmouth han dado interpretaciones que son extremadamente en desacuerdo con lo que los obispos malteses enseñan en su directiva?]. Esto no sólo se dirige a los laicos, sino también a los sacerdotes. Os daré un pequeño consejo: no os contentéis con lo que se escribe en los medios. Hay algunos cuya intención es comunicar medias verdades. Sin embargo, les invito a leer los criterios como son y, cuando se encuentren con alguna dificultad, busquen asesoramiento (consejo). Sé que tenemos muchos sacerdotes, religiosos, incluso laicos, bien preparados, que son muy capaces de asesorarles (aconsejarles). También yo mismo; estoy listo (dispuesto) a que allí donde una congregación busque realmente la voluntad de Dios, voy a ayudar a iluminar sus conciencias con respecto a esta enseñanza.
En este documento no hay ninguna nueva enseñanza, [???? ¡Si eso no es confuso, no sé que será!] pero hay un nuevo enfoque pastoral, que se ocupa de los problemas de hoy. Y al igual que Francisco hace en la Exhortación "la alegría del amor", así también en nuestro documento, los obispos hemos vuelto al manantial del Evangelio y de los principios de la teología moral que fueron enseñados por los grandes santos, como San Alfonso de Ligorio y Santo Tomás (de Aquino). [A pesar de que Santo Tomás habla de la Eucaristía como "medicina", lo hace en términos de los que se han arrepentido y confesado sus pecados y 'no se debe da salvo a aquellos que renuncien al pecado' (ST, Tertia Pars, Q80, 4, ans, obj, 2)]. Estos principios estaban ahí, pero por ser difíciles de aplicar y porque vivimos en un mundo construido bajo la sombra del campanario, quizás los hemos ignorado. [Estos principios son los que llevan al pecador al camino del arrepentimiento, la conversión, enmienda y a un nuevo modo de vida fortalecido por el sacramento de la Penitencia y la asistencia frecuente a Misa. La práctica de la comunión espiritual -una excelente manera de encontrarse con Jesús- tampoco ha sido mencionada en este documento. en este sentido, sí, estos principios han sido ignorados también aquí]. Y así, no perdáis el ánimo; están en el camino correcto. Se trata de un vino nuevo que la Iglesia desea ofrecer a todos para que lo prueben. Nuevo vino; pero servido en barricas viejas. El motivo de todo ésto no es que nosotros los obispos queramos ser populistas, o que queramos ver las iglesias llenas. [Seguramente, a un obispo le gustaría ver su iglesia llena de gente que va a adorar al Único, Verdadero, Dios?]. Nuestro deseo es sólo uno; que ayudemos a encontrar a Cristo Salvador. No se debe negar a nadie ese encuentro; ni siquiera al más grande pecador. [A nadie se le niega el encuentro con Jesús en el Sacramento de la Penitencia; a nadie se le niega el encuentro con Jesús en el Sacrificio de la Misa]. Es el encuentro con Jesús el que produce la conversión y orienta la propia vida; y no convertirnos (arrepentimiento) primero y luego Él nos encuentra. [Es posible encontrar a Jesús y negarse a seguirlo, como sucedió con el joven rico. Un verdadero encuentro con Jesús provoca la conversión por sí mismo]. Creo firmemente que cuando de una vez damos más espacio a Cristo, todo encuentra su lugar; incluso el matrimonio y la familia. La paz sea con vosotros.
Una de las cuestiones pastorales periféricas aquí, me parece, es la repercusión para los que han sido fieles a la enseñanza de la Iglesia toda su vida. Esta es la gente que va a reconocer con mayor intensidad el cambio de posición en Amoris Laetitia . ¿Cómo se sentirán acerca de sus sacrificios personales?
Además de los problemas obvios para el clero fiel que ha dado consejo a los feligreses en circunstancias difíciles, siento un profundo dolor por todos aquellos fieles católicos que han soportado situaciones duras en su vida diaria amando a la Iglesia y en fidelidad a su "enseñanza. ¿Dónde está la misericordia para ellos en la mutilación por parte del Papa Francisco de la doctrina constante de la Santa Madre Iglesia?
El P. Alexander Lucie-Smith señaló ayer que:
"Ninguna Conferencia Episcopal puede abrogar la enseñanza de Familiaris consortio, por no hablar del Magisterio ininterrumpido de la Iglesia hasta ahora. En otras palabras, puestos a elegir entre la enseñanza de San Juan Pablo II y el razonamiento contenido en estos criterios, uno debe ir con el santo".
También destacó lo que cada sacerdote, diácono, obispo, religioso y laico que ha estudiado Teología Moral sabe:
"Estos criterios introducen un problema teológico muy grave ¿Qué significa cuando los obispos escriben: "Una persona separada o divorciada que está viviendo en una nueva relación puede, con una conciencia informada e ilustrada, reconocer y creer que él o ella están en paz con Dios"? ¿No es de ésto precisamente de lo que mis profesores de Teología Moral de la Universidad Gregoriana de Roma me alertaban cuando fui estudiante allí? ¿Concretamente, que ningún hombre o mujer puede ser juez y parte de su propio caso? ¿Que no podemos nunca practicar la autoabsolución? ¿Y, sobre todo, que la moral depende de la verdad objetiva, no del sentimiento subjetivo?"
Me he quedado estupefacto por la forma en que los obispos malteses piensan que esto iba a ser simplemente aceptado de alguna manera? La arrogancia y el descuido de este documento. La traición del Arzobispo Scicluna, considerado durante mucho tiempo uno de los mejores hombres de la Iglesia -trabajando para erradicar el flagelo del abuso infantil, el nº 3 de Ratzinger en la CDF y con un doctorado supervisado nada menos que ¡por el cardenal Burke!
Y recuerden bien, como el P. Lucie-Smith nos recuerda, que los obispos reunidos en Sínodo en Roma no votaron [no aprobaron] que los divorciados vueltos a casar fueran admitidos a la Sagrada Comunión. Este documento no sólo va más allá de lo que está escrito en Amoris Laetitia, va mucho más allá de lo autorizado por el Sínodo.
Y sin embargo, el Papa no dice nada.
Traducción al español: CATHOLICVS
Aquí se nota la presencia del demonio, el adversario, el enemigo -simia Dei- revestido de ángel de luz.
ResponderEliminarMe preocupa mucho que con motivo de esta situación borrascosa en la Iglesia se haga un daño inmenso -de rechazo- a la misma Divina Constitución de la Iglesia y al Papado -su Piedra fundamental por voluntad misma de Nuestro Señor Jesucristo. Es algo análogo a lo que ocurrió en el llamado Cisma de Occidente. Con la diferencia de que ahora la astuta serpiente infernal ha montado el embrollo de forma tal que se ve involucrado el Papado no solo en Cisma sino en Herejía. Sinceramente no veo salida humana aun cuando los Cardenales actuen, que deberían actuar ya. La situación a nivel mundial es tan adversa en estos momentos a la Iglesia que humanamente lo veo todo confuso.
Que el mismo Diario Oficioso de la Santa Sede -aquel que ostenta en su portada las palabras de Cristo :Non Praevalebunt- publique las directrices de estos obispos apóstatas, es algo diabólico y sacrílego.
Si el Papa Francisco calla -ya son demasiados silencios- es cómplice del mal. Y cómo explicar este absurdo teológico?
La situación es gravísima y no tenemos a ningún Segismundo y Carlos V de los que Dios se sirva para salvar a Su Iglesia, como ocurrió en el Gran Cisma o en la Rebelión Protestante.