viernes, 14 de abril de 2017

Viernes Santo. Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas


ET ERAT IAM FERE HORA SEXTA ET TENEBRAE FACTAE SVNT IN VNIVERSA TERRA VSQVE IN HORAM NONAM ET OBSCVRATVS EST SOL ET VELVM TEMPLI SCISSVM EST MEDIVM ET CLAMANS VOCE MAGNA IESVS AIT PATER IN MANVS TVAS COMMENDO SPIRITVM MEVM ET HAEC DICENS EXSPIRAVIT VIDENS AVTEM CENTVRIO QVOD FACTVM FVERAT GLORIFICAVIT DEVM DICENS VERE HIC HOMO IVSTVS ERAT ET OMNIS TVRBA EORVM QVI SIMVL ADERANT AD SPECTACVLVM ISTVD ET VIDEBANT QVAE FIEBANT PERCVTIENTES PECTORA SVA REVERTEBANTVR STABANT AVTEM OMNES NOTI EIVS A LONGE ET MVLIERES QVAE SECVTAE ERANT EVM A GALILAEA HAEC VIDENTES

Era ya alrededor de la hora sexta, cuando una tiniebla se hizo sobre toda la tierra hasta la hora nona, eclipsándose el sol; y el velo del templo se rasgó por el medio. Y Jesús clamó con gran voz: "Padre, en tus manos entrego mi espíritu". Y, dicho esto, expiró. El centurión, al ver lo ocurrido, dio gloria a Dios, diciendo: "¡Verdaderamente, este hombre era un justo!" Y todas las turbas reunidas para este espectáculo, habiendo contemplado las cosas que pasaban, se volvían golpeándose los pechos. Mas todos sus conocidos estaban a lo lejos –y también las mujeres que lo habían seguido desde Galilea– mirando estas cosas (Lc 23, 44-49).




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