lunes, 18 de marzo de 2013

El Papa Francisco, la sencillez franciscana, el emblema y anillo papal y la Misa de inicio del ministerio petrino: entre la ruptura y la continuidad

Soy consciente de que, por la novedad y por las peculiares circunstancias en que se ha producido la renuncia del anterior Papa y la elección del actual, así como por la ruptura con algunas tradiciones unidas al Papado por parte de éste último, las entradas del blog que tratan sobre estos temas han despertado cierta curiosidad, lo que ha incrementado las visitas y comentarios.

Por este motivo, me gustaría reflexionar sobre ciertos aspectos relativos a la elección del Santo Padre Francisco PP. I y la actitud mostrada por él hasta el momento.

Considero que cuando uno acepta un puesto, como el Cardenal Bergoglio aceptó el de ser Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, uno debe ser consecuente y lo suficientemente humilde como para aceptar las características -también las externas- y las tradiciones asociadas a dicho puesto, aunque a uno no le gusten. El Cardenal Bergoglio ya no existe. Ahora existe el Papa Francisco, y como tal debería olvidarse de sus preferencias personales en ciertas áreas que afectan a su actual ministerio. Entre sus obligaciones se encuentra conservar lo que ha recibido. Lo que no debería olvidar es que él es el Soberano Pontífice, pero que el Pontificado no es de su propiedad; la Iglesia tampoco; y la Sagrada Liturgia mucho menos. Recomiendo encarecidamente leer la Constitución dogmática «Pastor aeternus», sobre la Iglesia de Cristo, promulgada por el beato Pío PP. IX durante la Cuarta Sesión del Concilio Vaticano I, el 18 de julio de 1870, en la que, de manera solemne e irreformable -es dogma- trata sobre la naturaleza y carácter del primado del Romano Pontífice y otros aspectos relacionados con el mismo.

Recientemente he estado leyendo y reflexionando sobre la pobreza evangélica y la conocida pobreza franciscana, que tanto parece gustar a Su Santidad. Para quien lo desee, recomiendo leer varias entradas del blog Santa María Reina sobre "San Francisco de Asís y el ornato litúrgico" y la "Carta de San Francisco de Asís a los clérigos".

Dice el Santo a los clérigos, entre otras cosas, refiriéndose al ámbito litúrgico y el Santo Sacrificio:

"Los cálices, los corporales, los ornamentos del altar y todo lo que concierne al Sacrificio, deben tenerlos preciosos [...] Y cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar [el Santísimo Cuerpo y la Sangre de N. S. J. C.] y cuando es llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas, gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero".

Al igual que San Francisco de Asís, otros santos, como San Josemaría Escrivá de Balaguer, no encontraban contradicción alguna entre la pobreza y simplicidad evangélica y el culto debido a Dios, del que pensaban que cuanto más noble y rico, mejor, en consideración a la Persona a la que se le rinde.

A este respecto, también recomiendo leer, a quien sepa inglés, el artículo titulado "La dirección litúrgica del Papa Francisco: una diatriba contra las diatribas", publicada hoy mismo en el blog Roma locuta est.

En él, el blogger, un hombre católico, esposo y padre de seis hijos, es de la misma opinión: cree que ningún gasto es demasiado cuando se trata de la adoración a Dios Todopoderoso, así como que la Sagrada Liturgia no pertenece a nadie particular, incluyendo a tal o cual Papa. Además de las ponderadas consideraciones que desarrolla a lo largo de su artículo, es de la opinión de que este Papa tiene mucho que enseñarnos, incluso si no estamos de acuerdo con él en el ámbito litúrgico.

Por otra parte, hoy también se ha sabido cuál será el nuevo emblema papal -exactamente el mismo que usaba el actual Papa cuando sólo era cardenal-, y qué anillo del Pescador usará. En ambos casos, creo que son bonitos. Pero lo serían igualmente si el escudo papal llevase los símbolos propios del ministerio que ahora ocupa, a saber, el de Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, que no es el de un mero obispo, y si el anillo fuera de oro y no de plata dorada. ¿Tiene algo de malo la plata? Evidentemente no. Es un metal menos rico que el oro, pero igualmente noble. Pero, ¿había necesidad de romper con la tradición? ¿Para qué? ¿Para que el mundo vea lo "humilde" que es este Papa? Creo que es peligroso buscar la admiración y el aplauso del mundo, y más a costa de presentar como "menos humildes" a todos y cada uno de sus predecesores en el cargo -incluyendo a S. S. Benedicto XVI, que aún sigue vivo-.

Siguiendo el ejemplo del Papa, que exhortó a los argentinos que pensasen ir a Roma a donar el dinero del viaje a los pobres, yo espero que empiece a utilizar las prendas y ornamentos sagrados de sus antecesores, para que el dinero que puedan costar otros "más humildes" y a su gusto -no importa si se los regalan-, los done a los pobres. Usando los ornamentos sagrados que ya posee la Santa Sede, y que no cuestan nada porque ya están pagados, daría una lección magistral de coherencia, ayudaría a esos pobres y contribuiría al mismo tiempo a respetar las tradiciones. Porque al final, en algunos aspectos, se trata simplemente de eso: conservarlas o romper con ellas, y no tanto el tema de los pobres -unos zapatos rojos no cuestan más que unos negros-.

En cuanto a la expectación levantada sobre cómo se desarrollará la "Misa de inicio del ministerio petrino", que tendrá lugar mañana, solemnidad de San José, Esposo de la B. V. María, en la plaza de San Pedro del Vaticano, creo que puede ayudar a despejar dudas el programa que la Santa Sede ya ha publicado, y que puede consultarse pinchando sobre la imagen a la izquierda de estas líneas (enlaza con el libreto de la página en italiano, pues no funciona bien el enlace en español): Latín y Gregoriano, aunque el Papa seguramente improvisará sus palabras durante la homilía, según ha informado el P. Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede.

En cualquier caso, pienso como el blogger de Roma locuta est: se pueden discutir éstos y muchos otros aspectos de la Iglesia y de este Papa, pero debemos hacerlo con espíritu de oración y humildad, sin dejar de lado la obediencia caritativa a nuestro nuevo Papa, que se merece nuestro amor, respeto, devoción filial y nuestras oraciones. Porque nuestro Santo Padre es el Vicario de Cristo en la tierra.

8 comentarios :

  1. Nosotros con facilidad podemos observar y criticar estos detalles, es como una homilia de un Parroco que la entendera un minimo porcentaje de la audiencia y esta queda en la retina y el oido de pocos. Entiendo que estos gestos del Santo Padre, nacen del fondo de su corazon que le identifica en humildad y caridad para un pueblo que en su gran mayoria gusta muchisimo de estos gestos, mas que las formas que historicamente se han prestado para denostar a la Iglesia por la suntuosidad de las mismas. Cuando fui mandatado como Ministro de la Comunion, una Sra. me regalo el primer porta viatico, ella lo hizo, de plastico con una bella incrustacion de ceramica fria. Ahi llevaba al Señor y me plantee comprar uno de mejor calidad, mi esposa se adelanto y me compro un bellisimo porta viatico bañado en Oro. Yo pensaba que al Señor debemos brindarle lo mejor de nuestra capacidades en todo sentido y sin embargo.... el contenido es la verdad.

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    1. Gracias por su mensaje. Me alegro de que su esposa comprara un portaviático con baño de oro. Un portaviático debería cumplir los mismos requisitos que los vasos sagrados, por el honor debido al Señor, sobre los cuales la Instrucción "Redemptoris Sacramentum", publicada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos por mandato del beato Juan Pablo P. II, dice lo siguiente:

      "Los vasos sagrados, que están destinados a recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor, se deben fabricar, estrictamente, conforme a las normas de la tradición y de los libros litúrgicos [...] Se reprueba cualquier uso por el que son utilizados para la celebración de la Misa vasos comunes o de escaso valor, en lo que se refiere a la calidad, o carentes de todo valor artístico, o simples cestos, u otros vasos de cristal, arcilla, creta y otros materiales, que se rompen fácilmente. Esto vale también de los metales y otros materiales, que se corrompen fácilmente".

      Como bien se dice en dicha Instrucción, además de por el honor debido al Señor, que es lo principal, se ordena el uso de material noble según la tradición -lo que se traduce en la práctica al oro, o plata con baño de oro- para evitar absolutamente el peligro de debilitar, a los ojos de los fieles, la doctrina de la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas.

      Un cordial saludo, en Cristo,

      CATHOLICVS

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  2. Es imposible estar en comunión con Dios y con La Iglesia si no se está en comunión con Pedro. Este artículo, que critíca el carisma no tradicionalista del nuevo Papa, deja entrever que este no respeta los signos litúrgicos y actua populistamente para beneficio personal. Desgraciadamente no se menciona en este artículo el nuevo lenguaje cercano y sencillo que utiliza Francisco I, de poco sirve una Iglesia litúrgicamente impecable, precisa y perfecta; mientras los cristianos se desangran desgarrados por sus sufrimientos sin recibir una palabra de consuelo y misericordia por parte de alguien con un carisma especial, con una autoridad que le viene del espíritu santo, con un mensaje kerismático que transforma estas tribulaciones en descanso y sosiego... ¡Todo esto es mucho más importante que el detalle de que el anillo papal sea de plata o de oro! Siempre he considerado tremendamente importante la litúrgia, pues toda ella es una catequesis y es parte de la belleza que debe cambiar el mundo. Pero la litúrgia y la tradición no es el centro, el centro es Jesucristo crucificado y resucitado y el anuncio de este misterio; la evangelización. Nada debe sustituir a esta esencia, el vino no puede acabarse.

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    1. Comparto tu primera afirmación, aunque no estoy muy seguro de que el Papa también la comparta -habida cuenta de las ideas sobre el "ecumenismo" que dejaba entrever en su etapa como cardenal-. Por otro lado, este artículo no critica que el Papa no sea "tradicionalista", y mucho menos insinúa que sea populista para beneficio personal (sic). ¿De dónde has sacado tal idea?. Si has entendido eso, deberías leerlo más despacio.

      En cuanto a que no diga nada sobre el lenguaje cercano y sencillo del Papa, ¿por qué debería hacerlo, si no trata sobre eso? A mí no me parece mal que el Papa, o cualquiera, sea cercano o sencillo.

      En lo referente a consolar o tener misericordia por los demás, ¿qué insinuas? ¿Que cumplir con las rúbricas, seguir la tradición, o vestir de forma impecable lo impiden? ¿O tal vez que los anteriores Papas, incluyendo a S. S. Benedicto XVI -felizmente aún vivo-, o el beato Juan Pablo II, no consolaban o sentían misericordia por los demás?

      Por último, me deja sorprendido tu frase: "...la litúrgia y la tradición no es el centro, el centro es Jesucristo crucificado y resucitado y el anuncio de este misterio" (sic). ¿Y qué es la Liturgia? ¿No se renueva en ella el Sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo y Éste se hace presente en la Santa Misa de forma real? ¡Claro que el centro es Jesucristo! Jesucristo mismo, su presencia real, no "en espíritu". No es que sea muy importante; es que es lo más importante. La Eucaristía, como dice el Concilio Vaticano II, repitió muchas veces Juan Pablo II a lo largo de su pontificado, y ha seguido repitiendo S. S. Benedicto XVI, es el centro y culmen de la vida cristiana. Creo yo que sabían lo que decían, ¿no crees?

      En cualquier caso, gracias por dejar tu comentario.

      Un cordial saludo, en Cristo,

      CATHOLICVS

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    2. Muchas gracias por la respuesta a mi comentario.

      Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han sido dos Papas a los que yo he admirado, respetado, obedecido y seguido por medio mundo. He leido atentamente infinidad de textos de ambos y son bastante "culpables" de muchos de los momentos más importamtes de mi vida como cristiano enamorado de Jesucristo.

      Siempre he disfrutado de la belleza y simbología de una buena litúrgia y he defendido activamente el respeto por los signos, y me he sufrido cuando he asistido a misa y he visto situaciones poco respetuosas ¡Por supuesto que Jesucristo es el centro y que Él está presente físicamente en medio de la eucaristia! ¿Se ha entendido lo contrario en algún momento en mi comentario? En ningún momento he pretendido decir eso...

      Pero insisto, y por experiencia personal. Cuando una persona rota por el sufrimiento, sin sentido en su vida, vacía, providencialmente se acerca a La Iglesia en busca de consuelo, perdón y misericordia; en busca de un encuentro con el Señor y de una respuesta al sufrimiento y a la cruz, le es totalmente indiferente la exactitud, la perfección y la fidelidad a la tradición. Por eso pienso que una cosa no puede suplir a la otra, ambas deben complementarse. Ese pretendía ser el trasfondo de mi comentario, la nueva evangelización, el regreso del hijo pródigo, la misericordia y el perdón a la adultera, la visita a casa de Zaqueo, la Hemorroisa...Para terminar y recordando un entrañable detalle de mi feliz infancia: Viviamos en una casa estupenda, y recuerdo que mi amadísima madre a veces era algo neurótica con el orden y la limpieza, tanto que hasta nos prohibía a mi y mis hermanos entrar en el salón; era como la joya de la corona, una zona "sagrada" destinada exclusivamente para los grandes acontecimientos. Nosotros no entendiamos de estética, limpieza, sofás impecables, o que el suelo de madera estuviese encerado; solo eramos niños y nos gustaba estar juntos en casa. «Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño ...»

      Un cordial saludo, la paz,

      Javier

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    3. Gracias a ti por tu último comentario, Javier.

      Ahora ya ha quedado todo mucho más claro, y puedo decir que comparto plenamente lo que dices (una cosa no puede suplir a la otra, ambas deben complementarse).

      No dudes en dar tu opinión con tus comentarios cada vez que lo creas conveniente.

      Un cordial saludo, en Cristo,

      CATHOLICVS

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  3. http://nadahumanoesajeno.blogspot.com.es/2013/03/fumata-blanca-un-papa-para-los-pobres.html?m=1

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    1. Gracias por tu enlace. He leído el artículo. Tras hacerlo, sigo pensando lo mismo: la pobreza evangélica es la del espíritu, no la miseria física. Hay que ayudar a los pobres, también materialmente... pero eso cuesta dinero.

      Por otra parte, ya ves lo que opinaba San Francisco sobre el culto divino: nada de pobreza; lo más rica posible para el Señor. Y en cuanto a la Madre Teresa, es muy buen ejemplo de que se puede ser humilde y vivir la pobreza evangélica con las cuentas del banco repletas de dinero de donativos -como es el caso de su Orden-, sin los cuales no se puede ayudar a nadie.

      Todo ello sin contar que no es incompatible la asistencia material con la asistencia espiritual, que es la labor principal de la Iglesia: salvar almas. Por cierto: hay que acordarse de los pobres, pero también de quienes no lo son -como es el caso de la mayor parte de la población de los países occidentales-, que necesitan salvar su alma exactamente igual que los pobres.

      Un cordial saludo, en Cristo,

      CATHOLICVS

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