Esta fiesta, con nuevo oficio, fue extendida a toda la Iglesia por el Papa español Calixto III, para conmemorar la victoria de la Cruz sobre los muros de Belgrado, donde se estrelló el orgulloso conquistador de Constantinopla, Mahemet II, que amenazaba subyugar a toda la cristiandad. Los Cruzados ganaron la batalla a 22 de julio de 1456; pero la noticia del triunfo llegó a Roma el 6 de agosto.
San Pedro, como testigo de vista, se refiere a lo que vieron sus ojos y oyeron sus oídos (Epíst.). El Evangelio es la preciosa narración de este misterio.
OREMVS
DEVS QVI FIDEI SACRAMENTA IN VNIGENITI TVI GLORIOSA TRANSFIGVRATIONE PATRVM TESTIMONIO ROBORASTI ET ADOPTIONEM FILIORVM PERFECTAM VOCE DELAPSA IN NVBE LVCIDA MIRABILITER PRAESIGNASTI CONCEDE PROPITIVS VT IPSIVS REGIS GLORIAE NOS COHEREDES EFFICIAS ET EIVSDEM GLORIAE TRIBVAS ESSE CONSORTES PER EVDEM... AMEN.
Oremos
¡Oh Dios!, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito, confirmaste los Misterios de la Fe con el testimonio de los padres, y maravillosamente prefiguraste, con la voz que salió de esplendorosa nube, la adopción perfecta de tus hijos: danos propicio que seamos coherederos del mismo Rey de la gloria, y sus compañeros en la bienaventuranza. Por el mismo S. N. J. C. ... Amén.
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