Hoy mismo, el panfleto anticatólico "El País" ha criticado a los Obispos españoles tras haber afirmado el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Martínez Camino, que no les consta que existan Píldoras del Día Después (PDD) que no sean abortivas, justo al contrario de lo afirmado por sus homólogos alemanes -ver aquí-.
Además, afirma, citando a la ideologizada y claramente pro-abortista OMS (Organización Mundial de la Salud), que este método no es abortivo y que esta píldora no es efectiva una vez que se ha producido la implantación del óvulo fecundado en el útero.
El problema de este libelo, que se permite el lujo de hacer mofa de los Obispos españoles tildándolos poco menos que de "ignorantes" científicos, es que miente por motivos ideológicos, y sólo da crédito y difunde aquellas informaciones -sesgadas y/o falsas, además- que coinciden con su nefasta ideología. En este caso, da por cerrada la discusión entre expertos científicos sobre el efecto abortivo de la PDD, cosa que es falsa: no hay ningún consenso entre científicos, y quienes pretenden promocionar la PDD lo hacen por intereses económicos, ideológicos, y por una mentalidad abortista, no porque esté demostrado que no sea abortiva. Al contrario, sí está demostrado que es abortiva, pues, a diferencia de lo que deja entrever "El País", la PDD tiene efecto antiimplantatorio del óvulo fecundado -nuevo ser humano- en el útero, y un aborto no consiste en expulsar al nuevo ser humano cuando ya se ha implantado en el útero, sino en cualquier fase de su desarrollo desde que es concebido -también antes de su implantación en el útero-. Por tanto, si la PDD evita que se implante el óvulo fecundado -un ser humano ya-, no se está impidiendo la concepción -efecto anticonceptivo- que ya se ha producido, sino abortando, aunque sea en una etapa precoz y no se note. Como tampoco tiene el efecto de impedir la ovulación cuando ésta ya se ha producido -cosa que, evidentemente, no puede garantizar ni la OMS, ni ningún médico o científico, ni mucho menos los "enteradillos" de El País-.
El problema de este "periódico" en quiebra -va perdiendo lectores a marchas forzadas, pues apenas lo compran mas que los "ya convencidos"-, es que no se puede autoerigir en gran autoridad científica y teológica y "aprobar" -o no- lo que dicen los Obispos, pues no es su competencia. ¿O alguien les ha nombrado máxima autoridad científica o de moral católica sin que nadie se haya enterado de este hecho hasta el momento? Mejor dedíquense a reflotar económicamente su "diario" y déjense de intentar manipular y hacer el ridículo metiéndose en camisas de once varas.