Esta película, estrenada en 1983, está basada en una novela de 1967 escrita por el escritor J. P. Gallagher y titulada "La pimpinela escarlata del Vaticano". Ésta, a su vez, está basada en hechos reales. Su protagonista, el P. Hugh O'Flaherty -que más tarde llegaría a obispo-, fue un valiente sacerdote irlandés, boxeador en sus ratos libres, destinado en el Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial. En 1943, año en que se desarrolla la acción de la película, Roma estaba ocupada por los nazis. Aprovechando su ocupación en el Santo Oficio y gracias a la neutralidad de la Santa Sede en el conflicto, el P. O'Flaherty dedicó un gran esfuerzo y corrió un gran riesgo ocultando primero, y haciendo escapar después, a refugiados de guerra, judíos y miembros de la Resistencia, a través de una red de casas donde les ocultaba y de personas que le ayudaban en esta labor, salvando así la vida de miles de personas.
Es sólo un ejemplo de que la mencionada "neutralidad" de la Iglesia fue sólo en el ámbito diplomático, pues en el día a día fueron miles de católicos -sacerdotes, religiosos y laicos- las que, como el Padre O'Flaherty, hicieron todo lo posible por el prójimo, sin importar su procedencia, ideología o credo. Ese fue también el caso del Venerable Pío PP. XII, que tantas críticas ha recibido por su "inacción" ante el nazismo, cuando dicha inacción ahora se sabe que no fue tal, ayudando a salvarse a muchísimos judíos.
Dirigida por Jerry London y con música de Ennio Morricone, en los papeles principales destacan Gregory Peck (el sacerdote) y Cristopher Plummer (el coronel alemán Herbert Kappler); el papel del Venerable Pío PP. XII lo interpreta Sir John Gielgud. Tan buen reparto, junto a la magnífica localización donde se desarrolla la trama, hacen que merezca la pena ver esta película de algo más de dos horas de duración, que conjuga a partes iguales el suspense, la intriga política y el drama, por lo que no se hace larga. Muy recomendable.