La crueldad de Herodes, que pretendiendo deshacerse de Cristo segó en flor la vida de tantos inocentes, pone, entre las alegrías de Belén, una nota de tristeza en el corazón de la Iglesia, que hoy viste de color morado y suprime el "Gloria in excelsis Deo" -si esta fiesta cayere en domingo, el color de los ornamentos sería rojo y no se suprimiría el "Gloria".
Los inocentes son las flores de los Mártires, que confesaron a Cristo, no con palabras, sino con la sangre (Col.). La saña de Herodes los introdujo en el Cielo, donde triunfan y siguen al Cordero inmaculado (Epíst.). San Mateo nos describe la bárbara escena, y parécenos escuchar los alaridos de las infelices madres que presencian el degüello de sus pequeñuelos (Evang.).
OREMVS
DEVS CVIVS HODIERNA DIE PRAECONIVM INNOCENTES MARTYRES NON LOQVENDO SED MORIENDO CONFESSI SVNT OMNIA IN NOBIS VITIORVM MALA MORTIFICA VD FIDEM TVAM QVAM LINGVA NOSTRA LOQVITVR ETIAM MORIBVS VITA FATEATVR PER DOMINVM NOSTRVM... AMEN
Oremos
¡Oh Dios, cuya gloria confesaron hoy los Inocentes Mártires, no hablando sino muriendo!: mortifica en nosotros todos los efectos del pecado, a fin de que confesemos con la vida y costumbres la fe que publicamos con la palabra. Por N.S.J.C. Amén
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