El director de cine Alejandro Amenábar se ha convertido, una vez más, en punta de lanza de polémicas ficticias y escándalos orquestados con vistas a que el gobierno socialista legisle a favor de sus "medidas sociales estrella", cargadas de pura ideología. Para ello, hay que adoctrinar previamente a la población con algo impactante como una película. Poca gente se pone a investigar tras haber visto una, si lo que cuenta es cierto o falso. Se suele creer sin contrastar tal aspecto -'si lo cuentan así, será así'-. Pasó con su película "Mar adentro", y pasa con su última película "Ágora". El guión de la primera era un alegato pro eutanasia sin ningún disimulo, y el de la segunda, un libelo contra los cristianos en toda regla. En ambos casos coincide, ¡oh casualidad!, con la fijación del gobierno socialista de legislar a favor de imponer la eutanasia en la sociedad, despenalizándola (siempre ha sido -y es- delito, tipificado en el apartado de 'homicidio' en el Código Penal), y próximamente con el intento de repetir el nefasto experimento de la II República Española sobre la 'Libertad Religiosa' (para restringirla, naturalmente, puesto que libertad religiosa lleva habiendo muchas décadas en España, que es lo que les molesta a algunos)
A raíz del estreno de la película de Amenábar "Ágora", han aparecido un serie de artículos desmontando la manipulación histórica que ésta hace a favor de una ideología muy concreta. Entre ellos, me gustaría destacar el de D. Jesús Trillo Figueroa (publicado en La Razón), el de Dña. Juana Samanes, el que hacen en el blog "Santa Iglesia Militante", o el de D. Josep Miró i Ardèvol (publicado en Forum Libertas)
En este sentido, conviene desgranar en qué consiste esta nueva manipulación histórica, llevada a la gran pantalla con el único fin de crear animadversión contra los cristianos en el mayor número de personas posible (todo vale para lograr tal cosa, por lo que se ve) y 'calentar el ambiente' justo antes de este nuevo golpe de efecto legislativo del gobierno socialista, dirigido contra una gran parte de la sociedad española -mayoritaria, para más inri-.
Como muy bien indica D. Jesús Trillo Figueroa en su artículo publicado en el diario La Razón, a través de una gran producción, buenos decorados (creados en Malta, y que se han llevado la mitad del presupuesto de la película: 50 millones de euros), un famoso director y una actriz guapa, esta película tiene como finalidad transmitir una serie de mensajes:
1) Que las religiones generan odio y violencia.
2) Que el cristianismo es la más destructora e intolerante de todas y la que empezó.
3) Que existen dos mundos contrapuestos e incompatibles: el de la filosofía y la ciencia, y el de la religión.
4) Que el cristianismo al principio fue misericordioso, pero la jerarquía eclesiástica y la Iglesia son por definición intolerantes y fundamentalistas.
5) Que el cristianismo es la causa de la caída del Imperio Romano y de la desaparición de la sabiduría grecolatina.
6) Que el cristianismo es el culpable de la subordinación y dominación de la mujer por parte del hombre.
Como fondo, la película contrapone un supuesto mundo grecolatino basado en la filosofía, la ciencia y la libertad, que se truncó al aparecer el cristianismo, único culpable de destruir ese mundo idílico e imponer el oscurantismo (Amenábar ha afirmado que tal situación es muy parecida a la actual)
Sin duda, todo este planteamiento responde a una campaña perfectamente orquestada para lograr un fin muy concreto, a saber, la transmisión de los mensajes señalados antes para provocar el instintivo rechazo del mayor número de personas. ¿Hacia quién? Hacia el cristianismo, naturalmente. Como bien señala el Sr. Trillo Figueroa, "¿Es casualidad que desde julio hasta el estreno de la película se hayan publicado más de cuatro biografías sobre Hypatia, paradigma de las cuales es la de Celia Martínez Maza, financiada por la Dirección General de Ciencia y Tecnología? Más de 10 novelas, ejemplo de las cuales es la escrita por el hermano de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura, además de multitud de estudios de historia sobre la época. Y todo ello con el mismo mensaje".
No es mera casualidad, sino parte de esa estrategia de reescribir la Historia a la que la 'progresía' le tiene tanta querencia. En este caso, para atacar frontalmente a la religión, y concretamente al cristianismo (mayoritario en España) Y como en todos estos casos, para ello se recurre sencillamente a la mentira. La Hipatia de "Ágora" no es más que el "alter ego" de Amenábar, al declararse atea y creyente de la filosofía.
Veamos la manipulación y las mentiras más descaradas de la película:
1) Hipatia, protagonista de la misma, no fue asesinada siendo joven y hermosa, sino que murió en el año 415, a los 61 años de edad (una anciana en aquella época) Claro, que sabiendo que el espectador se suele identificar con el protagonista -y por tanto también con la ideología que pretende transmitir-, no se ha dudado en recurrir a la guapa actriz Rachel Weisz, de 38 años. Es más fácil que el espectador se identifique con alguien atractivo, joven y bello (el caso de esta actriz), que con un personaje histórico feo o viejo (la verdadera Hipatia a la edad en que murió)
2) Hipatia no destacó por ser astrónoma, ni se adelantó a Kepler en más de mil años, sino que simplemente fue una filósofa de la escuela platónica. Esta es la única referencia histórica que existe sobre ella, y se debe al obispo cristiano Sinesio de Cirene, quien, al contrario de como le pinta la película, hablaba bien de ella.
3) Dicho obispo, a quien la película muestra como traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, por lo que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte.
4) Hipatia también tenía buenas relaciones con otros cristianos, como es el caso del curial Amonio o del Patriarca Teófilo, así como de muchos cristianos fervientes que, contemporáneos con los sucesos, no dudaron en defender su personalidad. Como por ejemplo, Timoteo, en su Historia Eclesiástica. También fue un cristiano, Sócrates Escolástico, quien en su Historia Eclesiástica (VII,15), escrita con posterioridad a la muerte de la alejandrina, la encomió como "modelo de virtud".
5) Hipatia no fue virgen "para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación", como ha declarado la protagonista de la película, quien se considera "feminista radical", sino porque, coherente con su filosofía platónica, ejercía la "Sofrosine" (el dominio de uno mismo a través de las virtudes, entendidas como el control de los instintos y las pasiones).
6) La mujer no fue libre en Grecia y Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió la sujeción del hombre, como quiere transmitir la película, sino que en Grecia la mujer era considerada como un objeto más de la casa, y en Roma no era una "sui iuris", es decir, titular de derechos, sino que era considerada "capiti diminutio", como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a la tutela o la "manus" del padre o del marido. Por el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del estado, fueron las primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como Santa Inés, Santa Ágata o Santa Cecilia.
Presentar a la mujer en el ámbito de lo que fue la sociedad pagana, en unas condiciones de emancipación como las que caracterizan a Hipatia, resultaría absolutamente incomprensible si no se advierte al mismo tiempo que es el creciente desarrollo del cristianismo y su concepción de igual dignidad de hombre y mujer que lo hacen posible. El paganismo, los clásicos griegos y romanos, confieren a la mujer un papel subalterno y esencialmente doméstico y para nada vinculado a las instituciones públicas, excepto en determinados y específicos cultos religiosos. Es decir, Hipatia es el resultado de la evolución de una sociedad influenciada de manera creciente por el cristianismo. Esto Amenábar lo oculta.
De la misma manera que Amenábar presenta a Hipatia, es necesario recordar otras figuras de mujeres filósofas o escritoras, como Eudocia, nacida en una familia pagana como Atenais y convertida luego al cristianismo. La presencia pública de mujeres en una sociedad que se estaba cristianizando sólo se explica por este último hecho, lo cual contradice frontalmente lo que Amenábar nos relata.
7) Fue precisamente San Cirilo de Alejandría -personaje que en el fondo persigue la leyenda de Hipatia- el que más ha exaltado en la historia de la humanidad la condición femenina, pues a él se debe la expresión "Theotokos", palabra griega que significa "Madre de Dios". Él fue quien derrotó a la herejía nestoriana en el Concilio de Éfeso del año 431. En esencia, la disputa consistía en si María era madre de Cristo o madre de Dios. San Cirilo consiguió que se convocase un concilio en Éfeso, lugar donde vivió sus últimos años la Virgen María, y logró que la Iglesia declarase el primer dogma mariano de la historia: María, Madre de Dios. Hasta aquel momento nadie en la historia había conseguido colocar a un ser humano mujer por encima de cualquier hombre.
8) Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los cristianos, sino que fue incendiada por Julio César, saqueada como el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297. En el año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del Serapeo después de la destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos años. Pero lo que allí quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba en otros sitios.
9) El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Concretamente, el neoplatonismo siguió floreciendo allí hasta varios siglos después de la muerte de Hipatia: la escuela platónica de Alejandría continuó funcionando con normalidad durante más de 200 años, hasta que lo recuperó el Renacimiento cristiano. Además, su más brillante exponente fue San Agustín, coetáneo de Hipatia.
La historia de Hipatia ha sido objeto de una recurrente manipulación, fundamentalmente con el fin de atacar a la Iglesia: desde la Ilustración hasta el feminismo radical actual. Amenábar, pues, no es original ni siquiera en eso. Según el "iluminado" Voltaire, "desde la muerte de Hipatia hasta la Ilustración, Europa está sumida en la oscuridad; la Ilustración, al rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la revelación y los dogmas, vuelve a abrir la iluminación de la razón". En cuanto al segundo ejemplo de manipulación -el del feminismo radical-, podemos observar el que hace Úrsula Molinaro, según el cual Hipatia fue la campeona del amor libre, pese a que en realidad era virgen.
La verdadera historia de Hipatia se ha transformado artificialmente en la leyenda del "Crimen de Alejandría", cuyo protagonista principal es el obispo San Cirilo. La atribución directa a este último del asesinato de Hipatia se debe al escritor pagano Damascio, último escolarca de la Academia de Atenas y autor de la "Vida de Isidoro" (una apología del paganismo de finales del s.V y principios del s.VI), quien exiliado en Persia tras su cierre por orden de Justiniano, y dispuesto a azuzar las maledicencias contra San Cirilo, a quien tuvo por rival -en un tiempo de rivalidades religiosas fortísimas y extremas-, le atribuyó el homicidio sin más fundamento que sus propias conjeturas. Porque esto y no otra cosa es lo que, desde entonces y hasta hoy, siguen haciendo cuantos rivalizan endemoniadamente contra la Fe católica. Han pasado siglos desde el lamentable episodio y nadie ha podido aportar otro cargo contra el gran santo de Alejandría que no fuera la sospecha, el rumor, la hipótesis trasnochada o la presunción prejuiciosa.
Pero la leyenda en sí misma surge en 1720, con la obra de John Toland (irlandés, hijo ilegítimo de un sacerdote católico, que se hizo protestante y posteriormente activo militante del ateísmo en la Gran Logia de Londres) Después vino Voltaire; después, el historiador Edward Gibbon, quien, para argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la causa interna de la decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de Hipatia y declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallaron en Alejandría en el siglo V. Más tarde llegarán las versiones románticas de Leconte de Lisle y otros, y finalmente el feminismo radical, para el que Hipatia fue la primera mártir de la misoginia propia del cristianismo. Todos los autores citados, y alguno más, tienen una cosa en común: son masones reconocidos. De nuevo, la Masonería aparece de fondo, entre bambalinas, cada vez que surgen ataques mediáticos contra la religión, y concretamente contra el cristianismo (enemigo secular de su ideología y, por tanto, de su imposición a todo el mundo) como ha hecho siempre, empleando para ello diferentes medios adaptados a cada momento histórico)
El maltrato y la muerte de Hipatia no es imputable a los cristianos, como tampoco lo es a San Cirilo de Alejandría. El origen de tal acusación se debe, como se ha señalado antes, al pagano Damascio, enemigo acérrimo de San Cirilo, y simplemente ha sido repetida desde entonces por todos los enemigos de la Iglesia para atacarla. No hay mentira mayor que la que sostiene que "los historiadores coinciden en responsabilizar a Cirilo de Alejandría por el asesinato de Hipatia". Coinciden los enemigos frenéticos de la Iglesia Católica, no los historiadores o los genuinos estudiosos del caso:
No coinciden (y discrepan con la leyenda negra oficial impuesta finalmente por el Iluminismo) el arriano Filostorgio, el sirio Juan de Éfeso, los jansenistas Le Nain de Tillemont y Claude Pierre Goujet, o el erudito Christopher Haas en su "Alexandria in Late Antiquity: Topography and Social Conflict", publicado en 2006. No coincide tampoco Thomas Lewis, quien redactara ya en 1721 la célebre impugnación de la mentira a la que tituló sugestivamente "La Historia de Hypatia, la imprudentísima maestra de Alejandría: asesinada y despedazada por el populacho, en defensa de San Cirilo y el clero alejandrino. De las calumnias del señor Toland". No coincide Miguel Ángel García Olmo, quien advierte en la maniobra acusadora un "afán de mancillar la ejecutoría de un pastor teólogo de vida esforzada y ejemplar como fue Cirilo de Alejandría, venerado en Oriente y en Occidente"; y ni siquiera se atreve a coincidir Gonzalo Fernández, quien en su obra "La muerte de Hypatia", del año 1985, a pesar de la ninguna simpatía que manifiesta hacia el santo, llamando tiránico a su ministerio, concluye en que "ninguna de las fuentes sobre el linchamiento de Hipatia alude a la presencia de parabolani entre sus asesinos". Los parabolani eran los miembros de una hermandad de monjes alistados voluntariamente para el servicio, principalmente entre los enfermos, y que en su momento respondieron incondicionalmente a San Cirilo, recibiendo la acusación de consumar el linchamiento de Hipatia. Recuérdese que también Aguinis menciona a "un grupo de monjes", como causa instrumental del delito. No coinciden los hechos. Porque el mismo San Cirilo, que lamentó y reprobó el crimen de Hipatia, amonestó enérgicamente en su Homilía Pascual del 419 a la plebe alejandrina, dada a participar en turbamultas feroces y sanguinarias como la que puso desdichado fin a la vida de la filósofa. Si no se le cree al santo, las novelas de Lawrence Durrel -concretamente las de su Cuarteto de Alejandría- resultan una buena fuente para conocer el carácter sangriento y cruel de esas tropelías feroces del populacho alejandrino. Sin olvidarnos de que fueron esas mismas hordas las que dieron muerte a dos obispos cristianos, Jorge y Proterio, en el 361 y 457 respectivamente.
El anticristianismo de la película es, pues, más que obvio y nada disimulado; el mensaje de fondo se puede resumir en tres puntos:
1) Los cristianos son violentos, machistas y contrarios al progreso, la cultura y la razón.
2) Jesús podría haber sido magnífico, pero no sus seguidores.
3) Según el propio Amenábar, la civilización antigua era un prodigio de ilustración "de no haberse dado ese traspiés que fue la Edad media y la caída del Imperio Romano, y de no haberse paralizado el mundo durante 500 años".
Con estos prejuicios ideológicos, totalmente ajenos a la verdad histórica, es lógico que Amenábar denuncie el inventado fanatismo de la intolerancia religiosa. Lo curioso es que para ello tenga que mirar al pasado, manipulándolo además -¿más desmemoria histórica?- y no refleje uno de los mayores integrismos actuales, que justamente va en la dirección opuesta: la actual intolerancia antirreligiosa, de la que él es, de nuevo hay que decirlo, simple punta de lanza. La Hipatia que retrata el director no es la real, pero a los espectadores no se les va a advertir esa ausencia de base histórica, sino que se les pretende hacer creer justo lo contrario.
Parece que Amenábar ha 'olvidado' un pequeño detalle en su película: los que persiguieron masivamente, reprimieron, torturaron y mataron fueron los paganos a los cristianos en nombre del paganismo y de razones que hoy nos parecen brutalmente irracionales, como lo constatan las propias actas de los juicios romanos. Amenábar engaña y miente con las imágenes y el argumento, que hace de la película más cara rodada en España un simple panfleto político anticristiano. Al final va a tener razón: la situación de entonces se parece a la actual (los paganos persiguiendo a los cristianos, y no como él nos lo quiere vender).
Gracias por este artículo.
ResponderEliminarYa se ha empezado a escuchar a la gente hablar de Ágora, película que sirve como tema para criticar a la Iglesia.
Ya lo he vivido a mi alrededor, como la desinformación pulula sin nadie que la detenga.
Con este artículo se puede ayudar a muchos a conocer la realidad sobre esta película. Y de paso hacerles ver que no se deben de creer lo primero que vean donde se critique a la Iglesia.
Un abrazo en Cristo y María.
Mi agradecimiento al Rev. P. Gil Llorca y a David por sus comentarios.
ResponderEliminarUn cordial saludo, en Cristo,
+ CATHOLICVS
Todo lo que leí fue: “blah blah, los cristianos somos victimas”
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