El más augusto e inefable de los Misterios cristianos es este de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios en esencia y trino en personas. Toda la Liturgia católica gira en torno de este adorable Misterio. El santo Sacrificio de la Misa ofrécese a solo Dios Padre por medio de Jesucristo, su Hijo, y en unidad con el Espíritu Santo. Las fiestas del año son como un reflejo de la fiesta perpetua que se le hace en el cielo. Los domingos especialmente están consagrados a venerar, junto con la Resurrección de Cristo, a la Santísima Trinidad. Por eso el Prefacio de la Trinidad es propio de todos los domingos del año que no le tienen por otro título peculiar. Más aún: la vida cristiana empieza cuando recibimos la señal de la Santísima Trinidad, al ser bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Creer firmemente y confesar este Misterio es la ley fundamental del cristiano; abismarse en la contemplación de este inescrutable secreto de la vida divina será nuestra felicidad suprema en la eternidad.
Fruto práctico de esta festividad será: I) Al santiguarse, pronunciar con interior reverencia el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. II) Glorificar interiormente este misterio siempre que pronunciamos Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. III) En todo lugar respetar nuestra alma y cuerpo, que son templo vivo de la Santísima Trinidad.
Laudes
BENEDICTA sit sancta Creatrix et Gubernatrix omnium, sancta et individua Trinitas, nunc, semper, et per infinita saecula saeculorum.
Vesperas
TE DEUM Patrem ingenitum, te Filium unigenitum, te Spiritum Sanctum Paraclitum, sanctam et individuam Trinitatem, toto corde et ore confitemur, laudamus, atque benedicimus: tibi gloria in saecula.
V. Benedicamus Patrem et Filium cum Sancto Spiritu.
R. Laudemus et superexaltemus eum in saecula.
OMNIPOTENS sempiterne Deus, qui dedisti famulis tuis in confessione verae fidei, aeternae Trinitatis gloriam agnoscere, et in potentia maiestatis adorare Unitatem: quaesumus, ut eiusdem fidei firmitate ab omnibus semper muniamur adversis. Per Christum Dominum nostrum. Amen
Fruto práctico de esta festividad será: I) Al santiguarse, pronunciar con interior reverencia el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. II) Glorificar interiormente este misterio siempre que pronunciamos Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. III) En todo lugar respetar nuestra alma y cuerpo, que son templo vivo de la Santísima Trinidad.
COMMEMORATIO SANCTAE TRINITATIS
(del Breviario Romano, para el domingo de la Santísima Trinidad)
(del Breviario Romano, para el domingo de la Santísima Trinidad)
Laudes
BENEDICTA sit sancta Creatrix et Gubernatrix omnium, sancta et individua Trinitas, nunc, semper, et per infinita saecula saeculorum.
Vesperas
TE DEUM Patrem ingenitum, te Filium unigenitum, te Spiritum Sanctum Paraclitum, sanctam et individuam Trinitatem, toto corde et ore confitemur, laudamus, atque benedicimus: tibi gloria in saecula.
V. Benedicamus Patrem et Filium cum Sancto Spiritu.
R. Laudemus et superexaltemus eum in saecula.
OMNIPOTENS sempiterne Deus, qui dedisti famulis tuis in confessione verae fidei, aeternae Trinitatis gloriam agnoscere, et in potentia maiestatis adorare Unitatem: quaesumus, ut eiusdem fidei firmitate ab omnibus semper muniamur adversis. Per Christum Dominum nostrum. Amen
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