El NO ha ganado en Venezuela, aunque debido al sistema electoral venezolano no hay forma de comprobar si los resultados son manipulados, o bien para ganar las elecciones, o bien para seguir una estrategia que dé una apariencia de "democracia" donde no la hay, o para mostrar a la opinión pública un apoyo del que carece Chávez (con los resultados facilitados parece que las elecciones han sido "reñidas", cuando quizás el No ha podido tener muchísimos más votos). La oposición sigue cuestionando la credibilidad del organismo electoral. Por su parte el general retirado Raúl Baduel, ministro de Defensa hasta junio pasado, acusó al gobierno de su hasta hace poco amigo Hugo Chávez de propiciar la violencia y generar desconfianza para fomentar la abstención, cosa que ha ocurrido, si nos ceñimos a los resultados de la consulta (más del 40% de abstención, frente a un 25% en las últimas elecciones presidenciales).
Resultados oficiales: Bloque A: Sí, 50,70%; No, 49,29%. Bloque B: Sí, 51,05%; No, 48,94%.
A pesar de los resultados, Chávez ha afirmado: "para mí esta no es una derrota. Es un por ahora. Lo he preferido así. Ha sido mejor así", lo cuál da a entender que no va a dejar así las cosas, y que no dejará de intentarlo hasta que lo consiga, contando con todos los medios de presión y propaganda gubernamentales.
Chávez, que saltó a la fama con un intento de golpe de Estado en 1992, pretendía con esta consulta extender el período presidencial de seis a siete años y eliminar los límites a la reelección, establecer el socialismo como sistema de gobierno, eliminar la autonomía del Banco Central de Venezuela, que pasaría a controlar directamente Chávez, y declarar a la Fuerza Armada como un cuerpo antiimperialista. Todo ello ha sido interpretado por la oposición como una clara señal de que quiere eternizarse en el cargo, controlar todos los hilos del poder e imponer el socialismo en Venezuela. Chávez ha dicho en varias ocasiones a lo largo de sus casi nueve años de Gobierno, que quiere ser presidente más allá del 2020, hasta el 2031 e incluso hasta el 2050.
Por su parte, el presidente del Concilio Plenario de la Conferencia Episcopal Venezolana, Ovidio Pérez Morales, ya había denunciado que el Gobierno estaba manteniendo una campaña sistemática contra la Iglesia Católica para silenciarla, por su posición en contra de la reforma constitucional.
"El presidente Chávez pretende ser el Sumo Pontífice de este país, es decir, determinar qué es lo que los obispos tienen que decir, qué es lo que no pueden decir, cuándo deben hablar y cuándo callar". Pérez señaló que es imposible que la Iglesia calle ante pretensiones como la de declarar a Venezuela un "estado socialista, marxista, leninista". Afirmó que el intento de silenciar a Iglesia y hacer que sólo se escuche la versión oficial "es característico de regímenes dictatoriales, autocráticos y totalitarios". Insistió en que no es posible que la Iglesia pueda callar ante una "pretendida" reforma que "no es reforma sino una nueva Constitución, en la que se define a Venezuela como un Estado socialista a la cubana, donde no habrá pluralismo democrático pero sí una concentración absoluta de todo el poder en el presidente".
Asimismo, recordó que la Iglesia abogó en defensa de los derechos del presidente Chávez durante los sucesos de abril de 2002, cuando el mandatario intentó dar un golpe de Estado. "¿Qué es lo que se quiere, que la Iglesia no diga ni una palabra? La Iglesia dio su palabra cuando él (Chávez) fue puesto preso y hubo un obispo nombrado por la Conferencia Episcopal Venezolana para resguardarle su vida, para que sus derechos humanos fuesen respetados, en ese momento la Iglesia sí era digna de respeto pero ahora parece que tiene que someterse", comentó. Respecto a la afirmación del primer vicepresidente del Congreso, Roberto Hernández, según las cuales la Iglesia venezolana está viajando a Roma para obtener la "bendición papal para un golpe de Estado", Pérez expresó que se trata de una de las "mentiras más absolutas".
La Conferencia Episcopal venezolana contestó a quienes afirmaban lo contrario que estaba legitimada para opinar sobre la reforma porque así lo dictó Chávez. El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Roberto Luckert, declaró que la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, estaba desinformada acerca del episcopado y dijo que el organismo que preside ha dado su opinión sobre el proyecto de reforma porque el presidente Hugo Chávez se la pidió a todos los venezolanos. Las acusaciones contra la Iglesia son constantes en lo últimos años desde organismos oficiales, coincidiendo con el gobierno de Chávez. Luckert indicó que la Conferencia Episcopal venezolana manifestó su opinión sobre los cambios a la Carta Magna "atendiendo a la invitación que hizo el presidente de la República cuando dice que todas las instituciones deberíamos opinar sobre la reforma que propone al país". Y agregó: "Nosotros como institución opinamos y tenemos derecho a que se nos respete y no se nos insulte", tras insistir en que el gobierno del presidente Chávez habitualmente les insulta y les desprestigia.
Veremos qué ocurre en Venezuela tras esta consulta, y si el gobierno continúa con su política de acoso y derribo de la Iglesia Católica, que fomenta el odio y la persecución religiosa. Esperemos que los hechos ocurridos queden sólo como algo aislado y no se reproduzcan.
No hay comentarios :
Publicar un comentario