domingo, 22 de octubre de 2017

En la fiesta de San Juan Pablo II sale a la luz la carta de Francisco en la que obliga al Cardenal Sarah, Prefecto de Culto Divino, a hacer pública la intención de Bergoglio de cargarse la Instrucción "Liturgiam Authenticam" de San Juan Pablo II

Hoy, domingo 22 de octubre, fiesta de San Juan Pablo II en el calendario litúrgico del Novus Ordo, se ha hecho pública la carta de Francisco, fechada el pasado domingo 15 de octubre, por la que obliga a S. E. R. Robert S.R.E. Card. Sarah a retractarse (ver nota al final) públicamente de su interpretación -en línea con el Magisterio de sus predecesores- del motu proprio de Francisco "Magnum principium", para que deje claro que la intención de Bergoglio era cargarse dicha Instrucción -el texto habla de derogar algunos puntos, que son precisamente aquellos que dan sentido a la Instrucción del Papa Wojtyła-. Así, además de humillarle públicamente, Francisco obliga a que el Prefecto de Culto Divino envíe esta carta a varias páginas web que hicieron pública su interpretación ortodoxa, para que publiquen la rectificación de Francisco, cuya intención no era la ortodoxa. También debe enviar la carta a todas las Conferencias Episcopales y miembros de su dicasterio, para que a todos quede claro que la intención de Francisco era demoler derogar lo estipulado por San Juan Pablo II -como si nadie lo hubiera notado hasta ahora; en lo referente a la Comunión sacrílega de adúlteros y otros pecadores no arrepentidos, el documento no magisterial "Amoris laetitia" se ha empleado como derogación de facto de la "Familiaris consortio" y la "Veritatis splendor", ambas de San Juan Pablo II, cuya persona y Pontificado no parece haber gustado mucho a Francisco-.

La Instrucción "Liturgiam authenticam, sobre el uso de las lenguas vernáculas en la publicación de los libros de la liturgia romana" es una Instrucción de la Santa Sede, fechada el 28 de marzo de 2001, que estipulaba que en las traducciones de los textos litúrgicos de los originales oficiales en latín, o de la Sagrada Escritura de los originales en hebreo, arameo y griego, "el texto original, en la medida de lo posible, debe traducirse íntegramente y de la manera más exacta, sin omisiones o adiciones en términos de su contenido, y sin paráfrasis o glosas. Cualquier adaptación a las características o la naturaleza de las diversas lenguas vernáculas debe ser sobrio y discreto".

El pasado 3 de septiembre, Francisco firmaba el motu proprio "Magnum principium", para modificar el Código de Derecho Canónico y que las traducciones de los Libros Litúrgicos queden en manos de las Conferencias Episcopales, no teniendo que aprobar ya la Santa Sede dichas traducciones, sino que las "confirmará" directamente. De esta forma se permite a aquellas Conferencias Episcopales heterodoxas -por ejemplo, la alemana- a traducir los textos litúrgicos o las Sagradas Escrituras como les parezca, sin ajustarse a los textos originales.

Ya en una entrada del pasado mes de enero (ver aquí), escribí lo siguiente:

La posible revisión de la Instrucción "Liturgiam authenticam" sobre la traducción de la Biblia y los textos litúrgicos parece indicar la dirección señalada [la de derribar los supuestos obstáculos para lograr la tan ansiada -pese a estar condenada por el Magisterio de la Iglesia- intercomunión con los protestantes]: a nadie se le escapa que la Santa Misa es un obstáculo para la unión de católicos y protestantes, que sólo puede darse por su aceptación por parte de estos últimos y el retorno a la Iglesia Católica. Además, es un hecho que al Papa no le interesa especialmente lo relacionado con la Liturgia, pero sí está empeñado en la unión de los cristianos. Esta comisión y la subsiguiente "revisión" del documento supondría, pues, el aporte de una cierta apariencia de normalidad y profesionalidad -sería presentado como una mera revisión filológica o actualización al lenguaje actual-, cuando el objetivo no sería otro que adulterar modificar aquellos textos o pasajes que supongan un obstáculo para su aceptación por parte de los protestantes.

El 10 de septiembre también publiqué una entrada (ver aquí) en la que, además de transcribir literalmente el motu propio "Magnum principium" de Francisco, confirmaba la sospecha de que lo que Sandro Magister denominó en su momento "la demolición de la Instrucción 'Liturgiam authenticam' de San Juan Pablo II". Y ahora el mismo Francisco confirma con esta carta que ésa, y no otra, era la verdadera intención del nuevo motu propio: derogar aquellos puntos de la Instrucción del Papa polaco que impedían a las Conferencias Episcopales traducir los textos litúrgicos y de las Sagradas Escrituras como les diera la gana. ¿Adivinan cuáles serán las primeras que lo harán? Hagan sus apuestas.

Que quede claro que Francisco tiene toda la potestad para derogar la instrucción "Liturgiam authenticam" entera, si le place. Pero es bueno que todo el mundo conozca sus intenciones y sus métodos. La novedad es que esta vez, para no dar pie a especulaciones o malentendidos, los expone él mismo. Así ahorra a sus corifeos la tarea de tratar de justificarle diciendo que son invenciones de los "enemigos del Papa". Ya lo ha dejado claro él mismo. Carta original, en italiano, en este enlace.

NOTA: En opinión del P. John Zuhlsdorf (ver aquí) Francisco no habría pedido al Cardenal Sarah una rectificación, porque el "Commentaire" (en francés en el original) que algunas páginas web hicieron público y que se atribuyó al Cardenal Sarah, en realidad no sería suyo, como parece sugerir la carta de Francisco. En cualquier caso, lo que sí dejaría clara la carta de Francisco es su intención de revertir lo estipulado por San Juan Pablo II en lo referente a las traducciones de los textos litúrgicos y de las Sagradas Escrituras.

5 comentarios :

  1. Alguien no entiende para que canonizó a San JPII si luego el objetivo era acabar con su magisterio?

    ResponderEliminar
  2. Muy sencillo Anónimo, lo canonizó porque Juan Pablo II era muy popular, y Francisco quiere ser popular a cualquier precio, por otro lado, pues a fin de cuentas es Papá gracias a que Juan Pablo II lo hizo cardenal y eso se agradece.

    Resulta increíble la nula resistencia que tiene Francisco, él quiere hundir a la Iglesia y lo está logrando .

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  3. Sinceramente, cada vez estoy mas convencido de que vivimos en una torre de Babel. Yo no comprendo nada. Por qué el Cardenal Sarah, hombre bueno pero también inteligente, sigue ahí, dejándose humillar? En cuanto a Bergoglio yo ya tengo mi opinión, que a nadie quiero imponer. Solo pido que se analice fría e imparcialmente este "pontificado" teniendo en cuenta que hay, por vez primera en la Historia, otro Papa aunque se llame "emérito" ex meritus, palabra ambigüa. En la Correctio -espléndido Documento- se han analizado sus simpatías luteranas -hablo de Bergoglio, por supuesto- que vienen ya desde Buenos Aires. Los Papas han cometido muchas equivocaciones. Incluso errores personales; pero jamás -repárese bien- nunca jamás han enseñado la falsedad y el error. El Magisterio Ordinario es también infalible cuando enseña constantemente una verdad. Y la misma Disciplina Litúrgica preserva el Dogma. Por eso el Papa Juan Pablo II quiso defender -blindar- los textos litúrgicos. Sabía bien que la Liturgia es la Celebración de la Fe.
    Yo vuelvo a preguntar honestamente y sin segundas intenciones, solo por el bien de la Iglesia: qué se propone Bergoglio?

    ResponderEliminar
  4. Que se propone? muy sencillo destruir a la Iglesia, para dejar a los Católicos sin verdades, sin identidad, inmersos en una nueva religión panteísta que de por bueno a Mahoma, a Buda, que nuestros padres en la fe sean Lutero, Cromwell, Calvino etc... Producto de una euforia de amor y paz trasnochada de los años 60s con grandes dosis de comunismo.
    Ahí es donde pongo le pongo limón a la herida, y siempre me gusta recordar los grandes errores de Juan Pablo II con sus nombramientos de Obispos y Cardenales debió tener mas cuidado, pero bueno en su Pontificado fue donde realmente se cuajo el laicismo clerical, un Gran defensor de la Fé que no supo escoger bien a sus soldados.

    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
  5. Cierto, "Unknown." La gran culpa la tiene Juan Pablo II por sus nombramientos a las sedes episcopales de herejes por todo el mundo---y Benedicto no fue mucho mejor (miren al payaso que nombro a la importanto diocesis de la Ciudad de Nueva York: el Cardenal Dolan).

    ResponderEliminar