Como todo el mundo sabe, ayer, sábado 30 de enero, tuvo lugar en Roma (Italia) una multitudinaria manifestación por el Día de la Familia 2016, a la que asistieron millones de personas, para protestar contra la propuesta de ley -la llamada Ley Cirinnà, por el nombre de la senadora del partido del Primer Ministro de Italia que la ha propuesto- que se debatirá el próximo martes 2 de febrero en el Parlamento italiano, por la que se pretenden reconocer legalmente las uniones entre personas del mismo sexo en el país, así como la adopción por parte de estas parejas, cuando el niño es hijo de uno de los dos miembros de la misma. Mientras esto ocurría, en el Vaticano se celebraba la primera Audiencia General extraordinaria -o Jubilar- por el Año de la Misericordia, sin que allí hubiera la más mínima mención a dicha manifestación, ni palabra alguna contra la inicua ley que se debate.
Expuesto lo anterior, cabe destacar que entre los eventos que formaban parte de las celebraciones del Día de la Familia, a las 12:00 horas fue oficiada la Santa Misa Tridentina, en defensa de la familia y de la civilización cristiana -a la que pertenecen estas imágenes-, en la basílica de San Nicola in Carcere, junto al Foro Boario y a 500 metros del Circo Máximo -donde se celebró la gran manifestación-, con gran asistencia de fieles, que abarrotaron el templo hasta los últimos bancos, entre los que se contaban los feligreses de la Parroquia Personal de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, que junto a los miembros de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, a cuyo cargo está dicha parroquia, partieron de la plaza de Santa Ana, a las 11:30 horas, para participar en esta celebración, organizada por la Coordinadora Nacional de Summorum Pontificum (CNSP o Coordinamento Nazionale del Summorum Pontificum, en italiano).
Nótese que, como ocurre en la Basílica de San Pedro del Vaticano y en otras antiguas basílicas romanas, el oficiante mira "ad Orientem", quedando de cara a los fieles, pese a tratarse del Rito Romano tradicional, en el que habitualmente tanto el sacerdote como éstos miran en la misma dirección.
Las últimas tres fotografías muestran una panorámica del Circo Máximo abarrotado de manifestantes, así como un grupo de jóvenes sacerdotes y otro de frailes, de los que destaca el uso del azlzacuellos y del traje talar, que contrasta con el abandono que, de los mismos, han hecho muchos sacerdotes, fundamentalmente mayores de 60 años, contrariamente a lo que estipula la ley de la Iglesia sobre la vestimenta de los clérigos. MiL.
Expuesto lo anterior, cabe destacar que entre los eventos que formaban parte de las celebraciones del Día de la Familia, a las 12:00 horas fue oficiada la Santa Misa Tridentina, en defensa de la familia y de la civilización cristiana -a la que pertenecen estas imágenes-, en la basílica de San Nicola in Carcere, junto al Foro Boario y a 500 metros del Circo Máximo -donde se celebró la gran manifestación-, con gran asistencia de fieles, que abarrotaron el templo hasta los últimos bancos, entre los que se contaban los feligreses de la Parroquia Personal de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, que junto a los miembros de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, a cuyo cargo está dicha parroquia, partieron de la plaza de Santa Ana, a las 11:30 horas, para participar en esta celebración, organizada por la Coordinadora Nacional de Summorum Pontificum (CNSP o Coordinamento Nazionale del Summorum Pontificum, en italiano).
Nótese que, como ocurre en la Basílica de San Pedro del Vaticano y en otras antiguas basílicas romanas, el oficiante mira "ad Orientem", quedando de cara a los fieles, pese a tratarse del Rito Romano tradicional, en el que habitualmente tanto el sacerdote como éstos miran en la misma dirección.
Las últimas tres fotografías muestran una panorámica del Circo Máximo abarrotado de manifestantes, así como un grupo de jóvenes sacerdotes y otro de frailes, de los que destaca el uso del azlzacuellos y del traje talar, que contrasta con el abandono que, de los mismos, han hecho muchos sacerdotes, fundamentalmente mayores de 60 años, contrariamente a lo que estipula la ley de la Iglesia sobre la vestimenta de los clérigos. MiL.
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