Así lo denomina la prensa, aunque evidentemente el término "de espaldas" no es correcto, pues cuando se oficia así, además de hacerse como se ha venido haciendo en los últimos 2.000 años, en realidad se celebra con todos mirando hacia el altar (el celebrante incluido).
Sea como sea, el Papa celebró de esta manera en el Altar original de la Capilla Sixtina (adosado a la pared por uno de sus lados), el pasado domingo 13 de enero de 2008, festividad del Bautismo de Jesús. Esta es la primera vez que un Papa celebra mirando hacia el altar desde la reforma litúrgica de SS. Pablo VI, que entró en vigor en 1970, aunque la celebración no se desarrolló según el Misal de San Pío V (o rito extraordinario, en latín) sino por el ordinario y en italiano. El Papa leyó la homilía desde un trono colocado en la pared derecha. Con motivo de esta celebración, también se llevó a cabo el bautismo de 13 niños. Durante el mismo, además de la clásica pregunta "¿Qué queréis?" a la que los padres responden "El bautismo", SS. Benedicto XVI añadió una segunda, utilizada antes: "¿Y qué os da el bautismo?", a la que se responde: "La vida eterna".
Me parece un buen ejemplo de cómo puede ser celebrada la Santa Misa siguiendo el rito ordinario, pero manteniendo la sacralidad y la reverencia, sin renunciar ni a la antigua tradición, ni a ciertas innovaciones aportadas por la reforma litúrgica postconciliar. Su Santidad ha demostrado así que no es necesario romper con la tradición bimilenaria para celebrar según el Misal de SS. Pablo VI. Personalmente sigo prefiriendo el rito extraordinario o "Misa Tridentina", pero considero que el nuevo rito ganaría mucho si se celebrase de esta manera, lejos de las malas interpretaciones y abusos que se han producido en muchas partes a lo largo de los últimos 38 años.
Sea como sea, el Papa celebró de esta manera en el Altar original de la Capilla Sixtina (adosado a la pared por uno de sus lados), el pasado domingo 13 de enero de 2008, festividad del Bautismo de Jesús. Esta es la primera vez que un Papa celebra mirando hacia el altar desde la reforma litúrgica de SS. Pablo VI, que entró en vigor en 1970, aunque la celebración no se desarrolló según el Misal de San Pío V (o rito extraordinario, en latín) sino por el ordinario y en italiano. El Papa leyó la homilía desde un trono colocado en la pared derecha. Con motivo de esta celebración, también se llevó a cabo el bautismo de 13 niños. Durante el mismo, además de la clásica pregunta "¿Qué queréis?" a la que los padres responden "El bautismo", SS. Benedicto XVI añadió una segunda, utilizada antes: "¿Y qué os da el bautismo?", a la que se responde: "La vida eterna".
Me parece un buen ejemplo de cómo puede ser celebrada la Santa Misa siguiendo el rito ordinario, pero manteniendo la sacralidad y la reverencia, sin renunciar ni a la antigua tradición, ni a ciertas innovaciones aportadas por la reforma litúrgica postconciliar. Su Santidad ha demostrado así que no es necesario romper con la tradición bimilenaria para celebrar según el Misal de SS. Pablo VI. Personalmente sigo prefiriendo el rito extraordinario o "Misa Tridentina", pero considero que el nuevo rito ganaría mucho si se celebrase de esta manera, lejos de las malas interpretaciones y abusos que se han producido en muchas partes a lo largo de los últimos 38 años.
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