Como ya informé en el blog hace dos semanas (ver aquí), S. E. R. Joachim S.R.E. Card. Meisner, Arzobispo emérito de Colonia (Alemania), y uno de los cuatro cardenales que presentaron las "dubia" sobre "Amoris laetitia" a Francisco, falleció el pasado miércoles 5 de julio, a los 83 años. Su capilla ardiente permaneció abierta desde el viernes 7 de julio al lunes 10 de julio en la basílica de San Gereón de Colonia, donde el pasado sábado 15 de julio, a las 9:15 horas, comenzaron los ritos de exequias.
Desde allí, una procesión acompañó los restos mortales del Cardenal Meisner hasta la catedral de Colonia, donde se ofició la solemne Santa Misa de Réquiem corpore insepulto, en sufragio por el eterno descanso de su alma. En la procesión, encabezada por Rainer María S.R.E. Card. Woelki, Arzobispo de Colonia, participaron decenas de diáconos, sacerdotes, el capítulo de la catedral, obispos y cardenales.
Tras la Santa Misa, se procedió a asperjar y recitar los últimos responsos sobre el féretro, dispuesto para la ocasión sobre un catafalco rodeado de cirios amarillos, antes de proceder a darle sepultura allí mismo. Nótese el uso de ornamentos negros.
La homilía corrió a cargo de S. E. R. Péter S.R.E. Card. Erdő, Arzobispo de Esztergom-Budapest y Primado de Hungría. Asimismo, S. E. R. Mons. Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia, leyó unas palabras escritas para la ocasión por S. S. Benedicto XVI (la negrita es mía):
Ciudad del Vaticano 11-7-2017
A esta hora, cuando la iglesia de Colonia y los fieles de otras partes se reunieron para decir adiós al cardenal Joachim Meisner, mi corazón y pensamientos están con ustedes también, y aceptando alegremente la invitación del cardenal Woelki, deseo dirigir unas palabras de recuerdo para mi amigo.
Cuando oí hablar de la muerte del cardenal Meisner el miércoles pasado, no quería creerlo. El día anterior habíamos hablado por teléfono. Estaba agradecido por el hecho de haber estado de vacaciones después de haber participado en la beatificación del obispo Teofilius Matulionis en Vilna, el domingo anterior (25 de junio) y tenía una voz clara.
El amor a la Iglesia en los países vecinos de Oriente, que había sufrido tanto bajo la persecución comunista, así como la gratitud por los sufrimientos de aquel tiempo, forjaron su vida. Y así no es ninguna coincidencia que la última visita de su vida fuera para un Confesor de la Fe en esos países.
Lo que particularmente me impresionó en esa última conversación con el cardenal retirado, fue la alegría suelta, la alegría interior y la confianza que había encontrado. Sabemos que a este apasionado pastor le resultaba difícil abandonar su puesto, especialmente en un momento en que la Iglesia se encuentra en una necesidad particularmente apremiante de pastores convincentes que puedan resistir la dictadura del espíritu de la época y que vivan y piensen la fe con determinación. Sin embargo, lo que más me emocionó fue que, en este último período de su vida, aprendió a dejar ir y vivir de una profunda convicción de que el Señor no abandona a su Iglesia, incluso cuando el barco ha asumido tanta agua que está a punto de zozobrar.
Dos cosas en los últimos tiempos que le agradaron más que nada:
Por un lado, él siempre me ha dicho cuán profundamente se alegraba de cómo en el Sacramento de la Penitencia los jóvenes, especialmente los jóvenes, están experimentando la gracia del perdón –en el don, han encontrado la vida que sólo Dios puede dar–.
La otra cosa que siempre le ha tocado y le ha dado alegría, fue el tranquilo crecimiento de la Adoración Eucarística. En la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia, su punto central era la Adoración, un silencio en el que solo el Señor hablaba al corazón. Algunos expertos pastorales y litúrgicos consideraron que ese silencio al mirar al Señor no puede lograrse con un número tan grande de personas. Algunos eran también de la opinión que la Adoración Eucarística fue alcanzada como tal, por la Misa, ya que el Señor sería recibido en pan eucarístico. Pero que este pan no se puede comer como cualquier alimento, y que el sacramento eucarístico «acoge» todas las dimensiones de nuestra existencia –que la recepción debe ser el culto, se ha convertido en algo muy claro–. Así, el tiempo de la Adoración Eucarística en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia se ha convertido en un evento interior, que permaneció inolvidable para el Cardenal.
Cuando, en su última mañana, el cardenal Meisner no apareció en la Misa, fue encontrado muerto en su habitación. Su Breviario se le había escapado de las manos: estaba orando mientras moría, mirando al Señor, hablando con el Señor. La muerte que se le concedió, muestra una vez más cómo vivió: mirando al Señor y hablando con él. Así podemos recomendar con confianza su alma a la bondad de Dios. Señor, te damos gracias por el testimonio de tu siervo Joaquín. Que sea intercesores de la Iglesia de Colonia, y de toda la Iglesia terrenal. ¡Descansa en paz!
(traducción de Infocatólica)
Fotos: Archidiócesis de Colonia.
Gänswein ha dicho que es una tontería afirmar que las palabras de Benedicto sobre la banca a punto de zozobrar son una crítica a Francisco:
ResponderEliminarhttps://secretummeummihi.blogspot.com.es/2017/07/benedicto-no-ataco-francisco.html
Gracias por su comentario, Hermenegildo. Como verá, yo no he dicho en ningún momento que sea una crítica. Me he limitado a poner el mensaje íntegro. La interpretación que cada uno quiera hacer de las palabras de S. S. Benedicto XVI, son cosa suya.
EliminarUn cordial saludo, en Cristo.
Estimado Catholicvs:
ResponderEliminarAnte todo felicidades por el espléndido reportaje fotográfico, toda una lección de cómo se debe aplicar la Sacrosanctum Concilium. Además en sintonía con el verdadero espíritu litúrgico y que me hace ver la mano de Benedicto XVI por medio de Mons. Gänswein. En la tercera imágen se reconoce al Eminentísimo Cardenal Müller ex Prefecto de la Doctrina de la Fe.
Las palabras del Papa Benedicto XVI son diáfanas. Habla del último período de la vida del Cardenal Meisner cuando el barco está a punto de zozobrar. Más claro no se puede decir.
Mons. Gänswein ha de ser muy prudente, sobre todo después de que los medios de comunicación están aireando cosas que afectan a los dos hermanos Ratzinger, el Coro de Ratisbona y la Diócesis de Munich y Frisinga cuando el Papa Benedicto era su Arzobispo (entre 1977 y 1982).
Las Puertas del Infierno atacan cada vez que el Papa Benedicto XVI habla claro.
Es cierto , que casualidad que ahora que Benedicto XVI se hizo escuchar, sale la noticia de el escándalo de abuso físico y sexual ( aún no comprobado ) donde se involucra al hermano George. Cuando están desesperados atacan con golpes bajos.
ResponderEliminarSaludos cordiales .