En todas partes cuecen habas: parece que la subversión y el ataque a la fe que se ha ido incrementando en los últimos tiempos no es patrimonio de los católicos. Los siro-ortodoxos también andan revueltos.
El pasado 8 de febrero, seis Metropolitanos lanzaron un comunicado en el que acusaban a Mor Ignatius Aprem II, primado siro-ortodoxo -a quien vemos junto a Francisco en la foto que abre esta entrada-, de no merecer el título de "Defensor de la Fe" por haber sembrado dudas y sospechas en los creyentes con declaraciones y acciones "contrarias a las enseñanzas de Jesucristo, de acuerdo con su Santo Evangelio", como traicionar a la fe, alabar el Corán y considerar a Mahoma "mensajero de Dios".
Tras este conflicto, el pasado sábado 29 de abril el Patriarcado de Antioquía de los siro-ortodoxos también ha hecho pública una declaración en la que el patriarca perdona a cuatro de ellos que le han pedido disculpas, tras la suspensión "a divinis" decretada a mitad de marzo por el sínodo de los obispos siro-ortodoxos contra dos de los seis firmantes de la declaración contra el Patriarca -Severius Hazail Soumi, Vicario patriarcal en Bélgica y Francia, y Eustatius Matta Roham, Archieparca de Jazirah y Éufrates, que llevaba en Europa desde finales de 2012 por causa de la guerra-, en la que se instaba a los otros cuatro a retractarse antes del 30 de abril, según informó anteayer la Agencia Fides (ver aquí).
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