De las tres epifanías que se celebran en estos ocho días -la adoración de los Magos, el Bautismo del Señor y el milagro de las bodas de Caná-, hoy recordamos particularmente la segunda, esto es, la proclamación de la divinidad de Cristo en el Jordán. El Bautista, señalándole con el dedo, exclama: "Ese es el Cordero de Dios (I): ese es el que quita el pecado del mundo".-Y da testimonio que sobre Él ha visto descender al Espíritu Santo, y de que es el Hijo de Dios (Evang.).
(I) Sobre este nombre "Cordero de Dios" hace lindísimas consideraciones Fr. Luis de León, en el último de sus Nombres de Cristo.
OREMVS
DEVS CVIVS VNIGENITVS IN SVBSTANTIA NOSTRAE APPARVIT PRAESTA QVAESVMVS VT PER EVM QVEM SIMILEM NOBIS FORIS AGNOVIMVS INTVS REFORMARI MEREAMVR. QVI TECVM... AMEN
Oremos
¡Oh Dios!, cuyo Unigénito apareció revestido de nuestra carne: haz que seamos interiormente reformados por Aquel que en lo exterior hemos conocido semejante a nosotros: El cual contigo vive y reina... Amén.
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