Solemnidad de la Natividad del Señor. Las tres Misas

ET VERBVM CARO FACTVM EST ET HABITAVIT IN NOBIS

Este día todos los sacerdotes pueden celebrar tres Misas. Los fieles harán muy bien en oírlas; pero de obligación sólo una, que puede ser la de medianoche, u otra.

Primera Misa a medianoche. Muy solemne.

Estación en Santa María la Mayor, junto al Pesebre.

¡Cristo ha nacido para nosotros: venid, adorémosle! El Verbo eternamente engendrado por el Padre entre resplandores de santidad (Intr.-Grad.-Com.), está reclinado en el Pesebre, Niño recién nacido de las virginales entrañas de María. Este estupendo misterio se ordena a santificar al pueblo cristiano (Epíst.). San Lucas describe las circunstancias de tiempo y lugar del santo Nacimiento, y su gloriosa manifestación a los Pastores, y termina con el canto de los Ángeles: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!" (Evang.).

Segunda Misa a la Aurora. Menos solemne.

Estación en Santa Anastasia.

Jesús nace como la luz que viene a iluminar nuestra mente, y debe resplandecer en nuestras obras (Intr.-Col.). En el Portal está patente la benignidad y humanidad de Dios nuestro Salvador y nuestro modelo (Epíst.). ¡Qué júbilo el de los Pastores al encontrar al Niño con su Madre y San José, y recibir sus primeras bendiciones! (Evang.). ¡Vayamos con ellos al Portal llevando el corazón lleno de sencillez y fervor!. En esta Misa se hace conmemoración de Santa Anastasia, en cuyo templo palatino celebraba el Romano Pontífice la estación con asistencia de la Corte Imperial.

Tercera Misa en el día. Solemnísima.

Estación en Santa María la Mayor, junto al Pesebre.

¡El Niño ha nacido para nosotros! Lleva sobre sus hombros el peso de su Imperio (Intr.). ¿Quién es este Niño, cuyo nacimiento al cabo de veinte siglos, conmueve al mundo con estremecimientos de júbilo? San Pablo remonta el vuelo a las alturas, y nos lo describe sentado en el trono de su eternidad, tan superior a los Ángeles cuanta es la distancia entre los criados y el Hijo Unigénito. Que si hoy se le pueden contar las horas de vida infantil, como Dios vive años eternos, vida imperecedera (Epíst.). San Juan fija sus ojos de águila en las profundidades misteriosas de la divinidad, y allí en el seno del Padre ve fulgurar al Verbo eterno, que hoy aparece en Belén revestido de nuestra carne mortal (Evang.). Adoremos a la Majestad divina encubierta con miembros infantiles para halagarnos y hacernos caricias.

LAETENTVR COELI ET EXSULTET TERRA ANTE FACIEM DOMINI QVONIAM VENIAT

Alégrense los cielos y regocíjese la tierra a la presencia del Señor, que ha venido

¡FELICES Y SANTAS PASCUAS DE NAVIDAD!