domingo, 31 de julio de 2011

San Ignacio de Loyola

San Ignacio de Loyola (1491-1556) luchó por su Patria, España, en la Ciudadela de Pamplona (1521). La lectura de la vida de Cristo y de los Santos le trocó de militar desgarrado y vano en campeón de la mayor gloria de Dios. En su librito Ejercicios Espirituales se elevó a la cumbre del magisterio espiritual, guía segurísimo en el camino de la santidad. Como fundador de la Compañía de Jesús, fundió en nuevo troquel acomodado a la edad moderna, el estado religioso, y el intenso apostolado con el ministerio sacerdotal en la cátedra, en la palabra, en el libro, entre los fieles e infieles, a las órdenes de la Sede Apostólica, cuyos derechos defendió contra protestantes y regalistas. Su orden, que actualmente cuenta con miles de religiosos ha dado a la Iglesia decenas de santos canonizados, entre ellos dos santos Doctores, cientos de beatos, decenas de venerables y una pléyade innumerable de misioneros, predicadores, directores de conciencia, escritores y educadores de la juventud en religión, letras y ciencia.

La Misa en su festividad se abre con la adoración al Nombre de Jesús (Intr.), a quien San Ignacio consagró su Compañía. La Epístola alude a las persecuciones que padeció y dejó en herencia a sus hijos; el Evangelio es el código de los discípulos de Cristo que siguen la vida apostólica. En la Misa puso Dios la fuente de toda santidad (Secr.). El celo de San Ignacio aspiró a inflamar toda la tierra (Com.).


Oración

DEVS QVI AD MAIOREM TVI NOMINIS GLORIAM PROPAGANDAM NOVO PER BEATVM IGNATIVM SVBSIDIO MILITANTEM ECCLESIAM ROBORASTI CONCEDE VT EIVS AVXILIO ET IMITATIONE CENTANTES IN TERRIS CORONARI CVM IPSO MEREAMVR IN CAELIS PER DOMINVM...

¡Oh Dios!, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, fortaleciste a tu Iglesia militante por medio de San Ignacio con un nuevo refuerzo: concédenos que, combatiendo en la tierra con su auxilio y a su imitación, merezcamos ser con él coronados en el cielo. Por N.S.J.C...

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