De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Alan Joseph Shatter (Ministro del Interior irlandés); Enda Kenny (Primer Ministro irlandés); Frances Fitzgerald (Ministra de Asuntos de la Infancia y la Juventud irlandesa); S. E. R. el Arzobispo Giuseppe Leanza (Nuncio de la Santa Sede en Irlanda); y Massimo Introvigne (responsable de la OSCE para la lucha contra la discriminación de los cristianos).
El pasado 14 de julio, el Primer Ministro irlandés, Enda Kenny, del Partido Demócrata Cristiano "Fine Gael" (Familia de los Irlandeses), prometió introducir una nueva ley que llevaría a prisión a los sacerdotes hasta por cinco años si no denuncian ante las autoridades civiles los abusos sexuales revelados en el sacramento de la Confesión.
Esto ocurría después de que dos miembros del gobierno, el Ministro del Interior, Alan Joseph Shatter, y la Ministra de Asuntos de la Infancia y la Juventud (Minister for Children and Youth Affairs), Frances Fitzgerald, propusieran una ley que establecería la obligación de denunciar los casos de abusos sexuales a menores, y que obligaría a los sacerdotes católicos a violar el secreto de confesión en el caso de que el penitente revelase la comisión de un acto de este tipo. Así, los sacerdotes católicos Se enfrentarían hasta a cinco años de prisión si no violan el secreto de confesión en los casos de abuso sexual.
Se da la circunstancia de que uno de los mencionados ministros, concretamente el Ministro del Interior, Alan Joseph Shatter, es judío (pese a pertenecer al Partido Demócrata Cristiano), y no tiene problema alguno ni en atacar al Vaticano, ni al Papa, ni en pedir cárcel para los sacerdotes católicos. El otro Ministro que ha hecho la propuesta, la Sra. Frances Fitzgerald, es una conocida feminista que pretende la liberalización del aborto en Irlanda.
El P. Paul Hayward, editor de publicaciones de la Sociedad de Derecho Canónico de Gran Bretaña e Irlanda, afirmó el pasado 15 de julio que "necesitamos más claridad sobre lo que exactamente se proponen hacer, pero, con certeza, ningún sacerdote que valore su sacerdocio rompería el secreto de confesión. Esto podría convertir en mártires a muchos sacerdotes irlandeses".
Esta propuesta de ley contradice el Derecho Canónico, que establece la inviolabilidad del secreto sacramental y prohíbe a los confesores traicionar en modo alguno a los penitentes e incluso sanciona con la excomunión "latae sententiae" (automática) a quien lo infrinja.
Pese a la propuesta del gobierno irlandés, el responsable de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) para la lucha contra la discriminación de los cristianos, el italiano Massimo Introvigne, ha frenado el primer intento de prohibir en Europa el secreto de confesión. "Es justo pedir más severidad, pero el secreto de confesión no se toca", afirmó el pasado jueves en Viena.
Esto es lo que el Sr. Introvigne ha dicho sobre este tema:
"Se comprenden las razones de Irlanda, un país que se enorgullece de sus más de mil años de amistad con la Santa Sede y que está turbado por lo que el mismo Papa definió, en su carta de 2010 a los católicos irlandeses, como 'actos pecaminosos y criminales' ".
Sin embargo, la solución pasa por no romper el diálogo: "Un diálogo diplomático que debe al mismo tiempo ayudar a evitar remedios -como los ataques al secreto de confesión- peores que los males que quisieran curar".
"Ni siquiera los peores gobiernos totalitarios han osado nunca atacar el secreto de confesión; incluso, en una época en que el anticatolicismo protestante influenciaba fuertemente la vida política de Estados Unidos, el Tribunal Supremo de Washington declaró muchas veces que violar el secreto del confesionario católico habría destruido la noción misma de libertad religiosa".
"Como algunos sacerdotes irlandeses han declarado ya, si verdaderamente esta ley se aprobase, y son interrogados sobre el contenido de las confesiones, no les quedará más que callar e ir a prisión, pues para la Iglesia el secreto de confesión es una obligación gravísima e irrenunciable".
Además, Massimo Introvigne auguró que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos constatará en ese caso "la evidente violación de la libertad religiosa", y que "pasada la emoción de estos días, el Parlamento irlandés no tomará siquiera en consideración la aprobación de la ley".
La Santa Sede, por su parte, ha llamado a consultas al Nuncio (embajador) en Irlanda, el Arzobispo Giuseppe Leanza, tras las manifestaciones del primer ministro irlandés, Enda Kenny, que ha acusado al Vaticano de haber alentado a los obispos de ese país a no denunciar los casos de pederastia. Esto supone la eventual ruptura de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Irlanda, al ser la máxima protesta que diplomáticamente un Estado puede hacer contra otro (aparte de cerrar la embajada en dicho país).
Radio Vaticano ha informado hoy de que "tras la publicación el pasado 13 de julio del informe de la Comisión de Investigación del Gobierno irlandés sobre las acusaciones de abusos de menores por parte del clero de la diócesis de Cloyne y las reacciones que se han producido, la Secretaría de Estado ha llamado a consultas al Nuncio en Irlanda, el Arzobispo Giuseppe Leanza". La emisora de la Santa Sede ha dicho que el pasado miércoles día 20 de julio, durante un debate parlamentario, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, acusó al Vaticano de haber alentado a los obispos a no denunciar los abusos a las autoridades oficiales.
El Vaticano no ha precisado más sobre la llamada a consultas del Nuncio. El portavoz vaticano, P. Federico Lombardi, ya dijo que la Santa Sede respondería "oportunamente" a la petición del Gobierno irlandés y exigía objetividad e imparcialidad en dicho debate para contribuir "al objetivo que debe prevalecer: la salvaguardia de los niños y de los jóvenes".
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