sábado, 26 de noviembre de 2011

Cine y películas sobre sacerdotes (III): "Encontrarás dragones" (2011)

Hoy voy a dedicar mi comentario a la película "Encontrarás dragones", escrita y dirigida por el director anglo-francés, judío agnóstico, Roland Joffé, en la que plasma, entre otras cosas, la vida de San Josemaría Escrivá de Balaguer, aunque no sé muy bien si como una mera excusa para justificar unas intenciones menos confesables.

Según la propia película, está basada en hechos reales. Sin embargo, lo único real es que San Josemaría Escrivá de Balaguer existió, que fue cura antes de ser canonizado, que fundó el Opus Dei, y que hubo una guerra en España. El cómo cuenta la historia es lo que es falso, pues así no ocurrieron las cosas -eso no se advierte ni al principio, ni al final, ni en el medio-. Se intenta vender como "así ocurrió" algo que no ocurrió así.

Puntos que me han llamado la atención, fundamentalmente por su manifiesta falsedad:

  • Se presenta a San Josemaría como una persona iracunda ya desde niño: en una escena tira un plato cuando muere su hermana y pregunta a su madre si odia a Dios; o en otra escena se pelea a puñetazos con uno de sus compañeros en el seminario.
  • Da los últimos sacramentos a un judío -ya su presencia es bastante extraña, pues apenas hay judíos en España, además de estar prohibido a los sacerdotes hacer tal cosa-.
  • Los "ricos" que aparecen son malos y niegan el pan a los pobres, que es lo único que pedían. Así, se pinta a los sindicatos de los años 30 como "justos". En cambio, los "derechistas" son mafiosos que secuestran y matan a pobres sindicalistas -justo al contrario de lo acontecido en la España de los años 30-.
  • El gobierno de izquierdas no atacaba a la Iglesia, sólo trataba de "modernizar España"; una mentira descarada que puede comprobarse simplemente leyendo la anticatólica Constitución de 1931, o fijándose en la pasividad total -cuando no su implicación directa- del gobierno de izquierdas ante los ataques a la Iglesia -quema de iglesias y conventos, desamortizaciones, expulsión de los jesuitas, prohibición de enseñar a los religiosos, prohibición del culto público, asesinatos de curas en 1934 y primavera de 1936, etc.-.
  • En una de las escenas los bomberos acuden raudos cuando los rojos quemaban iglesias. Se sabe perfectamente que tal cosa no ocurrió, pues las autoridades dieron la orden de no actuar y permitir que se quemaran -por algo habían instigado a cometer tales incendios, si no los habían ordenado directamente-.
  • Otra de las mentiras repetidas hasta la saciedad por los amantes de la des-memoria histórica, que tiene su fiel reflejo en esta película, es la afirmación de que los rojos odiaban sólo a los "enemigos de clase". La realidad es muy tozuda y demuestra lo contrario: además de que también persiguieron y asesinaron a personas pobres que eran católicas -como fue el caso del  humilde gitano y hoy beato Ceferino Giménez, "El Pelé"-, hubo una destrucción sistemática, ya no sólo de las personas, sino de las cosas sagradas, que pone de manifiesto el odio a la Religión -Odium Fidei-, y no sólo el odio amparado y justificado por la marxista "lucha de clases". A este respecto, puede verse esta entrada sobre "el martirio de las cosas" en este enlace:

    Memoria Histórica: el martirio de los templos. La huella de la Guerra Civil
  • En este sentido, dan ganas de reír, por no llorar, cuando se presenta a Escrivá justificando que maten curas porque los rojos les ven como parte de un sistema que les oprime.
  • También es de aurora boreal la idea que pretende transmitir esta cinta sobre el discurrir de la propia guerra, tratando de explicar la victoria del Ejército Nacional frente al Ejército Rojo debido a que los alemanes daban aviones a los franquistas, pero los rojos carecían de armamento o ayuda extranjera. ¿Eso fue así realmente? ¡Claro que no! El bando miliciano tenía todos los recursos del Estado, incluyendo todas las reservas de oro de España -que después robaron-, que emplearon para pagar el armamento y los aviones enviados desde la URSS por el genocida Stalin, además de contar con los voluntarios de las Brigadas Internacionales.
Conclusión: no merece la pena perder el tiempo con esta historia -Historia-Ficción-, que no es que niegue la persecución religiosa que hubo en España en los años 30 y que se recrudeció durante la Guerra Civil, sino que trata de justificarla; además de dar una imagen de San Josemaría Escrivá de Balaguer que no se corresponde con la realidad.

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