viernes, 5 de febrero de 2016

Entrevista íntegra en español a Mons. Athanasius Schneider: situación actual de la FSSPX, participación femenina en la Misa, el Mandatum, la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, "Summorum Pontificum" y los obispos antipastorales


La semana pasada Rorate Caeli entrevistó a Su Excelencia el obispo Athanasius Schneider, uno de los prelados que trabajan de forma más visible en la restauración de la fe tradicional y de la Misa en latín, sobre varios temas.

En esta extensa entrevista, Su Excelencia se explaya de forma reflexiva sobre puntos críticos para la Iglesia en este tiempo de gran crisis. Lean la entrevista completa para no perderse lo que Su Excelencia piensa sobre la situación actual de la FSSPX (Fraternidad Sacerdotal San Pío X), la participación femenina en la Misa y el lavatorio de los pies a las mujeres, si alguna vez Rusia ha sido realmente consagrada al Inmaculado Corazón de María, sobre "Summorum Pontificum" y los obispos antipastorales, y mucho, mucho más.

IGLESIA POSTSINODAL Y NO CREYENTES DE LA JERARQUÍA

Rorate Caeli: Durante algún tiempo no sabremos cuál será el impacto legal que el reciente sínodo tendrá en la Iglesia, ya que el siguente paso depende del Papa. Con independencia del resultado, y a todos los efectos, ¿no hay ya un cisma en la Iglesia? Si lo hay, ¿qué significa a efectos prácticos? ¿De qué manera se hará patente entre los feligreses católicos de a pie?

S.E. Schneider: Cisma significa, de acuerdo con la definición del Código de Derecho Canónico, can. 751: «Rechazo a la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia sometidos al Sumo Pontífice». Debe distinguirse entre la fe defectuosa o herejía, y el cisma. De hecho, la fe defectuosa o herejía es un pecado mayor que el cisma, como afirmaba Santo Tomas de Aquino: «La infidelidad [increencia] es un pecado cometido contra Dios mismo, en cuanto que Él es en sí mismo la Verdad primera en que se funda la fe; mientras que el cisma se opone a la unidad eclesiástica, que es un bien menor que Dios mismo. Por ese motivo el pecado de increencia genéricamente es más grave que el pecado de cisma» (II-II, c.39, a.2 r.).

La verdadera crisis de la Iglesia en nuestros días consiste en
el fenómeno creciente de aquellos que no creen plenamente o no profesan íntegramente la fe católica, que frecuentemente ocupan puestos estratégicos en la vida de la Iglesia, como catedráticos de Teología, educadores de seminarios, superiores religiosos, párrocos e incluso obispos y cardenales. Y estas personas con fe defectuosa se manifiestan como sometidos al Papa.

El colmo de la confusión y el absurdo se manifiesta cuando tales clérigos semi-herejes acusan de estar contra el Papa a quienes defienden la pureza y la integridad de la fe católica —de ser, de alguna manera, cismáticos, según su opinión
. Para los simples católicos de a pie, tal situación de confusión es una verdadera prueba para su fe en la indestructibilidad de la Iglesia. Deben aferrarse a la integridad de su fe de acuerdo con las verdades católicas inmutables, que hemos recibido de nuestros antepasados, y que encontramos en los catecismos tradicionales y en las obras de los Padres y Doctores de la Iglesia.

Rorate Caeli: Hablando del católico medio, ¿qué tendrá que afrontar ahora el párroco medio, con lo que no tuviera que enfrentarse antes del sínodo? ¿Qué presiones, tales como el lavatorio de los pies a mujeres el Jueves Santo, a ejemplo de Francisco, abrumarán a los párrocos más incluso de lo que ya lo están?

S.E. Schneider
:
Un párroco católico medio debería conocer bien el significado inmutable de la fe católica, así como el eterno sentido de las leyes litúrgicas católicas y, por ello, tener convicción y firmeza interior. Debería tener siempre presente el principio católico del discernimiento: «Quod semper, quod ubique, quod ab omnibus”», i.e., lo que ha sido creído y practicado siempre, por todos y en todas partes. 

Las categorías «siempre, en todas partes y por todos» no deben entenderse en sentido aritmético, sino en sentido moral. Un criterio concreto para el discernimiento es éste: "Este cambio en una definición doctrinal, en una costumbre
pastoral o litúrgica, ¿constituye una ruptura con el centenario, o incluso milenario, pasado? ¿Y realmente esta innovación hace que la fe brille con más fuerza y claridad? Esta innovación litúrgica, ¿nos acerca más a la santidad de Dios, o pone de manifiesto de manera más bella y profunda los divinos misterios? Esta innovación disciplinar, ¿realmente hace que aumente el celo por la santidad de vida? 

En lo referente a la innovación de lavar los pies a mujeres durante la Santa Misa de la Última Cena en Jueves Santo: en esta Santa Misa se celebra la conmemoración de la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio.
Por lo tanto, lavar los pies a mujeres junto con hombres no sólo distrae del foco principal de la Eucaristía y el Sacerdocio, sino que también genera confusión en torno al simbolismo histórico de «los doce» y de la condición masculina de los Apóstoles. La tradición universal de la Iglesia nunca ha permitido el lavatorio de los pies durante la Santa Misa, sino en una ceremonia especial fuera de la misma.

Por cierto, lavar
públicamente, y normalmente también besar, los pies de una mujer por parte de un hombre, en nuestro caso de un sacerdote u obispo, es considerado indecoroso, y hasta indecente, por cualquier persona con sentido común de cualquier cultura. Demos gracias a Dios de que ningún sacerdote u obispo esté obligado a lavar públicamente los pies a mujeres el Jueves Santo, ya que no hay ninguna norma que obligue a ello y porque el mismo lavatorio sólo es facultativo.

LA FRATERNIDAD SACERDOTAL SAN PÍO X (FSSPX)

Rorate Caeli: La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X (FSSPX) constituye una situación atípica en la Iglesia. ¿Por qué cree Su Excelencia que tantos católicos tienen miedo a la FSSPX, o les inquieta cualquier relación con ella? Por lo que Su Excelencia ha podido observar, ¿qué dones considera que la FSSPX puede aportar a la Iglesia convencional?

S.E. Schneider: Cuando alguien o algo es insignificante y débil, no da miedo a nadie. Quienes temen a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, lo que temen, básicamente, son las verdades católicas inmutables y sus exigencias en la esfera moral y litúrgica. 

Al observar el esfuerzo de la FSSPX por creer, celebrar el culto y vivir moralmente como lo hicieron durante milenios nuestros antepasados y los santos más conocidos,
la vida y la labor de estos sacerdotes y fieles católicos debe considerarse como un don para la Iglesia de nuestros días —incluso como uno de los muchos instrumentos de los que se vale la Divina Providencia para remediar la gravedad de la actual crisis de fe, moral y litúrgica en la Iglesia

Aun así, en algunos sectores de la FSSPX hay
, como ocurre en toda sociedad humana, personalidades excéntricas. Tienen un método y una mentalidad que carecen de justicia y caridad, y en consecuencia, también del verdadero sentire cum ecclesia, corriendo el riesgo de autocefalia doctrinal y de ser la última instancia judicial en la Iglesia. Sin embargo, por lo que sé, la parte sana se corresponde con la parte mayoritaria de la FSSPX, y considero a su Superior General, Su Excelencia Monseñor Bernard Fellay, como un verdadero y emplar obispo católico. Hay esperanzas de un reconocimiento canónico de la FSSPX.

EL SÍNODO Y LA PAPOLATRÍA

Rorate Caeli: Volviendo al Sínodo, si nos centramos en la Tradición, ¿cree Su Excelencia que los cambios en la Liturgia romana postconciliar han contribuido a la actual crisis de la Iglesia, del matrimonio, de la familia y de la moral social en general?

S. E. Schneider: Yo no afirmaría tal cosa de esa manera. De hecho, la causa real de la actual crisis de la Iglesia, la crisis del matrimonio, de la familia y de la moral en general, no es la reforma litúrgica, sino las deficiencias en la fe, el relativismo doctrinal, del que deriva el relativismo moral y litúrgico. Porque, si creo de forma deficiente, tendré una vida moral deficiente y daré culto a Dios de manera deficiente e indiferente. Es necesario restaurar primero la nitidez y la firmeza de la doctrina de la fe y la moral a todos los niveles y, a partir de ahí, comenzar a corregir la liturgia. La integridad y belleza de la fe exigen la integridad y belleza de la propia vida moral, que a su vez exige la integridad y belleza del culto público.

Rorate Caeli: Siguiendo con el Sínodo, está claro para quienes tienen ojos en la cara, que el Papa Francisco produjo confusión en vez de claridad en el procedimiento del Sinodo, alentando un giro hacia la ruptura al elevar el papel de los Cardenales Kasper y Danneels, del Arzobispo Cupich, etc. ¿Cuál es la actitud correcta que un católico debería adoptar hacia el Papa en estos tiempos turbulentos? ¿Los católicos están obligados a dar a conocer sus puntos de vista y “resistir”, como dijo el Cardenal Burke el año pasado en una entrevista que le hicimos, incluso cuando sus opiniones sean críticas con el Papa?

S. E. Schneider: A lo largo de varias generaciones, hasta nuestros días, ha reinado en la vida de la Iglesia una especie de “Papa-centrismo” o de “papolatría“ que es indudablemente excesiva en comparación con la visión moderada y sobrenatural del pasado hacia la persona del Papa y la veneración que se le debía tributar. Esa actitud tan exagerada hacia la persona del Papa genera en la práctica una abusiva y mala interpretación teológica del dogma de la infalibilidad papal.

Si el Papa pidiera a toda la Iglesia que hiciese algo que menoscabara directamente una verdad divina inmutable o un Mandamiento divino, cualquier católico tendría derecho a corregirle con el debido respeto, movido por la reverencia y amor por el sagrado oficio y la persona del Papa. La Iglesia no es propiedad privada del Papa. El Papa no puede decir “la Iglesia soy yo, como hizo el monarca francés Luis XIV cuando dijo: “L’État c’est moi” [el Estado soy yo]. El Papa es sólo el Vicario, no el sucesor de Cristo.

La preocupación por la pureza de la fe es asunto, en definitiva, de todos los miembros de la Iglesia, que es Una y un único organismo vivo. En los primeros tiempos, antes de confiar a alguien el ministerio sacerdotal o episcopal, se preguntaba a los fieles si podían garantizar que el candidato tenía una fe recta y una conducta moral elevada. El antiguo Pontificale Romanum dice: “Tanto el capitán de un barco, como sus pasajeros, tienen los mismos motivos para sentirse seguros o en peligro durante un viaje, por lo que deben ser del mismo parecer en sus intereses comunes”. El Concilio Vaticano II fue el que animó mucho a los fieles laicos a contribuir al auténtico bien de la Iglesia, fortalecimiento la fe.

Creo que, en un momento en el que gran parte de quienes ejercen el ministerio del Magisterio son negligentes en su deber sagrado, el Espíritu Santo llama hoy, especialmente a los fieles, a llenar el vacío y defender valientemente, con un auténtico “sentire cum ecclesia“,  la fe Católica.

TRADICIÓN Y SUS ENEMIGOS DE DENTRO

Rorate Caeli: ¿Es el Papa la medida de la Tradición, o él es medido por la Tradición? Y, ¿deberían rezar los fieles católicos para que llegue pronto un Papa tradicional?

S. E. Schneider: Ciertamente, el Papa no es la medida de la Tradición, sino todo lo contrario. Siempre debemos tener presente la siguiente enseñanza dogmática del Concilio Vaticano I: La función de los sucesores de Pedro no consiste en dar a conocer una nueva doctrina, sino en vigilar y exponer fielmente el depósito de la fe transmitida por los Apóstoles (cf. Constitutio Dogmatica Pastor Aeternus, cap. 4).

En el cumplimiento de una de sus tareas más importantes, el Papa ha de esforzarse para que “A fin de que, apartado todo el rebaño de Cristo del pasto venenoso del error, sea alimentado con el manjar saludable de la doctrina celestial” (Concilio Vaticano I, ibíd.). La siguiente expresión, que se usa desde los primeros siglos de la Iglesia, es una de las definiciones más notables del ministerio Papal, y debe hacerla propia, de alguna manera, cada Papa: Adhiriéndonos fielmente a la Tradición recibida desde el origen de la religión Cristiana (Concilio Vaticano I, ibíd.).

Siempre debemos orar para que Dios provea a Su Iglesia con Papas tradicionales. Sin embargo, tenemos que creer estas palabras: No os corresponde conocer el tiempo y ocasiones que el Padre ha  fijado con su propia autoridad” (Hch 1:7).

Rorate Caeli: Sabemos que hay muchos obispos y cardenales –posiblemente la mayoría– que quieren cambiar el lenguaje doctrinal de la Iglesia y la antigua disciplina, con las excusas del “desarrollo de la doctrina” y la “compasión pastoral”. ¿Qué falla en sus argumentos?

S. E. Schneider: Expresiones como “desarrollo de la doctrina” y “compasión pastoral” suelen ser, en realidad, un pretexto para cambiar la enseñanza de Cristo, y contra su sentido e integridad perennes, tal y como los Apóstoles la habían transmitido a toda la Iglesia, y que fue preservada fielmente a través de los Padres de la Iglesia, de las enseñanzas dogmáticas de los Concilios Ecuménicos y de los Papas.

En definitiva, esos clérigos quieren otra Iglesia, e incluso otra religión: una religión naturalista, que se adapte al signo de los tiempos. Tales clérigos son verdaderos lobos con piel de cordero, coqueteando frecuentemente con el mundo. No pastores valientes, sino más bien conejos cobardes.

EL PAPEL DE LA MUJER EN LA IGLESIA

Rorate Caeli: Hoy en día oímos mucho sobre el rol de la mujer en la Iglesia –el famoso “genio femenino”. Obviamente, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en la Iglesia desde el principio, comenzando por la Bienaventurada Virgen María. Pero litúrgicamente, Cristo dejó Su posición meridianamente clara, tal y como lo hicieron los Papas preconciliares. ¿Cree Su Excelencia que la participación femenina en la liturgia, tanto las mujeres que toman parte en la Misa Novus Ordo, como las niñas monaguillos, ha jugado en la Iglesia un papel positivo o negativo en las últimas cuatro décadas?

S. E. Schneider: No hay ninguna duda sobre el hecho de que la participación femenina en los servicios litúrgicos en el altar (leyendo el sermón, acolitando o distribuyendo la Sagrada Comunión) representa una ruptura radical con toda la tradición universal de la Iglesia. Por tanto, tal práctica es contraria a la Tradición Apostólica.

La mencionada práctica ha dado a la liturgia de la Santa Misa un matiz claramente protestante y el aspecto de una reunión informal de oración o un evento catequético. Esta práctica es claramente contraria a las intenciones de los Padres del Concilio Vaticano II, y no hay la más mínima indicación en ese sentido en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia.

LA SANTA MISA TRADICIONAL

Rorate Caeli: Su Excelencia es ampliamente conocido por celebrar la Santa Misa tradicional en muchos lugares alrededor del mundo. ¿Cuál es la lección más profunda que Vuestra Excelencia ha aprendido de decir la Misa en latín, como sacerdote y como obispo, que otros sacerdotes y obispos puedan esperar obtener por decir la Misa tradicional ellos mismos?

S. E. Schneider: Las lecciones más profundas que he aprendido de la celebración de la forma tradicional de decir Misa es esto: Yo sólo soy un pobre instrumento de lo sobrenatural y de una acción sagrada superior, cuyo celebrante principal es Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Siento que durante la celebración de la Misa pierdo, en cierto sentido, mi libertad individual, por las palabras y los gestos que son prescritos incluso en sus más mínimos detalles, y no soy capaz de deshacerme de ellos. Siento en lo más profundo del corazón que sólo soy un siervo y un ministro que, aunque con libre albedrío, con fe y amor, no hago mi voluntad, sino la voluntad de Otro.

El más que milenario y tradicional antiguo rito de la Santa Misa, que ni siquiera el Concilio de Trento cambió, porque el Ordo Missae antes y después de este Concilio era casi idéntico, proclama y evangeliza poderosamente la Encarnación y la Epifanía del indescriptible, santo e inmenso Dios, que en la liturgia como “Dios con nosotros” o como “Emmanuel,” se hace tan pequeño y tan cercano a nosotros. El rito tradicional de la Misa es una muy elaborada y, al mismo tiempo, poderosa proclamación del Evangelio, haciendo realidad la obra de nuestra salvación.

Rorate Caeli: Si el Papa Benedicto está en lo correcto al decir que actualmente el Rito Romano (aunque parezca raro) existe en dos formas en lugar de sólo en una, ¿por qué aún no se exige a todos los seminaristas estudiar y aprender la Santa Misa tradicional en latín, como parte de su formación en el seminario? ¿Cómo puede ser que un sacerdote diocesano del rito latino no conozca ambas formas del rito de su Iglesia? Y ¿cómo pueden denegar a tantos católicos los sacramentos y la Santa Misa por el Rito tradicional si es igual a la otra forma?

S. E. Schneider: De acuerdo con las intenciones del Papa Benedicto XVI y de las claras normas de la Instrucción “Universae Ecclesiae”, todos los seminaristas católicos tienen que conocer la forma tradicional de la Santa Misa y saber celebrarla. El mismo documento dice que esta forma de Misa es un tesoro para toda la Iglesia –es decir, para todos los fieles–.

El Papa Juan Pablo II hizo un llamamiento urgente a todos los obispos para que acogieran generosamente el deseo de los fieles en lo referente a la celebración de la forma tradicional de la Santa Misa. Cuando los clérigos y obispos obstruyen o restringen la celebración de la Misa tradicional, no obedecen lo que dice el Espíritu Santo a la Iglesia, y actúan de una manera muy anti-pastoral. Se comportan como si fuesen los propietarios del tesoro de la liturgia, que no les pertenece, ya que sólo son sus administradores.

Al negar la celebración de la Misa tradicional o al obstruirla y discriminarla, se comportan como un administrador infiel y caprichoso que –contrariamente a las instrucciones del dueño de la casa– mantiene la despensa bajo llave como una malvada madrastra que da a los niños poca comida. Tal vez estos clérigos tienen miedo del gran poder de la verdad que irradia la celebración de la Misa tradicional. Uno podría comparar la Misa tradicional con un león: libéralo y se defenderá él solo.

RUSIA AÚN NO ESTÁ CONSAGRADA EXPLÍCITAMENTE

Rorate Caeli: Hay muchos ortodoxos rusos donde Su Excelencia vive. ¿Ha preguntado Alexander de Astana u otros del Patriarcado de Moscú, Vuestra Excelencia, sobre el reciente Sínodo o sobre lo que le está pasando a la Iglesia bajo Francisco? ¿Les preocupa siquiera llegados a este punto?

S. E. Schneider: Los prelados ortodoxos con los que tengo contacto, generalmente no están bien informados sobre la actualidad interna o los conflictos de la Iglesia Católica. Al menos nunca han hablado conmigo acerca de tales cuestiones. A pesar de que no reconocen la primacía jurisdiccional del Papa, sin embargo ven en el Papa el primer ministerio en la jerárquía de la Iglesia, desde el punto de vista del orden protocolario.

Rorate Caeli: Sólo falta un año para el centenario de Fátima. No se puede mantener que Rusia fuera consagrada al Inmaculado Corazón de María y no ha sido convertida en absoluto. La Iglesia, aunque sin mácula, se encuentra en completo desorden –puede que incluso peor que durante la herejía arriana. ¿Empeorarán aún más las cosas antes de que comiencen a mejorar? ¿Y cómo deberían prepararse los auténticos fieles católicos para lo que se les viene encima?

S. E. Schneider: Tenemos que creer firmemente: la Iglesia no es nuestra, ni del Papa. La Iglesia es de Cristo y sólo Él la sostiene y dirige indefectiblemente, incluso en los periodos más oscuros de crisis, como, de hecho, es la situación actual.

Esto demuestra el carácter divino de la Iglesia. La Iglesia es esencialmente un misterio, un misterio sobrenatural, y no podemos acercarnos a Ella como lo haríamos a un partido político o a una sociedad meramente humana. Al mismo tiempo, la Iglesia es humana y actualmente tiene que soportar una dolorosa pasión en su vertiente humana, que es a su vez una participación en la Pasión de Cristo.

Puede pensarse que la Iglesia actual está siendo flagelada como lo fue Nuestro Señor; que está siendo despojada como lo fue Nuestro Señor, en la décima estación del Viacrucis. La Iglesia, nuestra Madre, está siendo maniatada no sólo por los enemigos de Cristo, sino también por algunos de sus colaboradores en las filas del clero, e incluso a veces del alto clero.

Todos los hijos buenos de la Madre Iglesia, como valientes soldados, tenemos que intentar liberar a nuestra Madre con armas espirituales: defendiendo y proclamando la verdad, promocionando la Liturgia tradicional, con la adoración eucarística, con la cruzada del Santo Rosario, luchando contra el pecado en la vida privada y esforzándonos en lograr la santidad.

Debemos rezar para que pronto el Papa consagre explícitamente Rusia al Inmaculado Corazón de María. Entonces Ella triunfará, tal y como la Iglesia ha rezado desde tiempos inmemoriales: “Alégrate, Virgen María, tú sola has destruido todas las herejías del mundo entero”. (Gaude, Maria Virgo, cunctas haereses sola interemisti in universo mundo).

[Traducción: CATHOLICVS, a partir del artículo original, en inglés, publicado por Rorate Caeli. La negrita ha sido respetada tal cual aparece en el texto original].

6 comentarios :

  1. Sería de agradecer citaran de donde han tomado la traducción. Puesto que no ha sido realizada por ustedes como podría parecer

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Su comentario es muy ofensivo, y además debo decirle que se equivoca: parece que la traducción es mía... porque lo es. Por lo cual, no necesito poner que la haya tomado de ninguna parte, pues para eso he empleado bastante tiempo en leer la entrevista en inglés y traducirla.

      ¿Coincide en algo con alguna otra traducción que circule por ahí? Normal, pues las preguntas de Rorate Caeli y las respuestas de S. E. Mons. Schneider son las mismas. Me habría sido más fácil si hubiera encontrado una buena traducción, pues me habría llevado menos tiempo copiarla y pegarla. Pero alguna que he visto por ahí era bastante mala -han debido emplear un traductor automático, pues hay frases que no tienen ningún sentido-.

      La próxima vez, haga el favor de leerse la traducción entera antes de acusar a alguien de "robar" las palabras de un obispo de la Iglesia católica -que le pertenecen a él y a todos los fieles católicos-, reflejadas en una entrevista publicada en una página web que ya he citado, tanto en esta respuesta, como en la propia entrada del blog: Rorate Caeli, en inglés.

      Me parece increíble que algunos quieran, por hacer algo que nadie les ha obligado a hacer, y que se supone que hacen voluntariamente por amor a Dios y salvación de las almas, llevarse el aplauso del mundo.

      Eliminar
  2. Para cuando esperamos la "visita fraterna"a Monseñor Schneider???

    Valiente hombre, ojalá no lo callen en breve.

    ResponderEliminar
  3. Buenísima la parte en la que habla sobre el camino neocatecumenal y sobre kiko arguelles. Como antiguo miembro del cnc, le doy toda la razón a Monseñor.

    ResponderEliminar
  4. Es de Adelante la Fe con preguntas de Adelante la Fe. Rorate sólo publicó un fragmento. Qué vergüenza de blog éste.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué vergüenza de comentario el suyo. Si desconoce algo, primero infórmese antes de meter la pata. No, no es de la página que cita: es una entrevista exclusiva concedida por S. E. Mons. Athanasius Schneider a "Rorate Caeli" y realizada en inglés, de donde yo la he traducido directamente al español. La página que usted cita se ha limitado a publicar la entrevista de "Rorate Caeli" -página con la que colabora de forma regular-, aunque la traducción que ha hecho de dicha entrevista tiene notables deficiencias.

      Eliminar