sábado, 24 de septiembre de 2011

Manipulación informativa y propaganda anticatólica de Televisión Española con motivo de la visita del Papa a Alemania

Esta semana, a propósito del viaje a Alemania de S.S. Benedicto XVI, todos los medios de comunicación han comentado el evento. Como no podía ser menos, la televisión pública en España, Radio Televisión Española (RTVE) también lo ha hecho, coincidiendo con otro tema candente: el de la libertad de expresión y el control de los medios de comunicación.

Hace un par de días, el consejo de administración de RTVE aprobó acceder al sistema informático con el que trabajan los redactores y editores de los servicios informativos con carácter previo a la emisión, lo cual despertó la indignación de los periodistas y muchas críticas. Especialmente porque cuatro consejeros del Partido Popular (PP) votaron a favor de esa medida, pese a la posterior rectificación y petición de anulación de tal medida a la consejera del Partido Socialista (PSOE) que preside el consejo. Lo que ocultan o dicen rápido, en este medio, es que los dos consejeros del PSOE no votaron a favor de la medida porque sabían que no era necesario, pues con su abstención saldría aprobada (como así ocurrió).

Esta introducción viene a colación del tema con el que abro esta entrada del blog. Los periodistas se rasgan las vestiduras ante la posibilidad de que alguien tenga acceso a los contenidos de la información antes de ser emitidos (nadie ha dicho que sea para censurarlos, aunque se deduce que ese es el objetivo), pero ellos recurren a la censura de una forma más efectiva: no impiden que quienes dan la información o quienes debaten en las tertulias de televisión digan lo que quieran, pero evitan que todo el mundo diga lo que quiera, directamente censurando la presencia en los medios de quienes no comparten el pensamiento dominante. Y a eso se suma la manipulación de las noticias de forma descarada. Es decir: "yo doy una noticia de forma tendenciosa, miento al ofrecer la información, y además no quiero que nadie controle lo que digo, a la vez que impido que otro diga la verdad". Esa es la postura de la televisión pública en España.

Un ejemplo de esto lo tenemos en el programa "La noche en 24 horas", dirigido y presentado por Xabier Fortes (foto de la derecha), anterior director del Centro Territorial de RTVE en Galicia, cargo para el que fue designado cuando gobernaba en esa región la coalición socialista-nacionalista (PSdG-PSOE y el Bloque Nacionalista Galego).

Pues bien, algunas de las observaciones que en dicho programa se vertieron fue sobre la manipulación en las televisiones autonómicas. Según se dijo, éstas "se encuentran controladas por los gobiernos autónomos y los sesgos políticos son evidentes" (sic). Eso debe de saberlo bien el director-presentador de este programa, no hay duda (naturalmente, no se citó a Galicia cuando gobernaban socialistas y nacionalistas, pero sí a Madrid, donde gobierna el PP).


Esta larga exposición viene a cuento de la información que en dicho programa se dio sobre la visita del Santo Padre a Alemania. Me llamó poderosamente la atención la opinión de uno de los contertulios, el periodista Eduardo San Martín (a la izquierda), que fue director adjunto del diario ABC y ahora es columnista de dicho periódico. Quién le ha visto y quién le ve. Me refiero al periódico, de ideología monárquica y católica, tradicionalmente.

Además de mencionarse el hecho de que centenares de parlamentarios alemanes abandonaron sus asientos ante el discurso del Papa, como si lo hubieran hecho espontáneamente por el contenido de éste (cosa que no ocurrió y cuya ausencia del Parlamento habían adelantado como protesta por la visita), este contertulio (que, por cierto, sólo colabora en medios afines al Partido Socialista, como RTVE, Cadena SER y CNN+), afirmó ser "laico, laico militante, de los que denuncia los Acuerdos Iglesia-Estado, porque son una reliquia que no existe en ninguna parte del mundo" (sic). El presentador, Xabier Fortes, también repitió varias veces que Alemania es "un estado laico".

Vamos a ver, señores periodistas "independientes": dejen de manipular ya, que luego claman al cielo y denuncian que existe manipulación en otras televisiones que no son de su "cuerda": Alemania NO es un Estado laico, como no lo es España. En Europa sólo existe un estado laico: Francia (en el resto del mundo sólo EE.UU y Turquía son constitucionalmente laicos). Y lo es por obra y gracia de unos políticos pertenecientes a la Masonería que en 1905 se lo impusieron constitucionalmente a toda la nación, mayoritariamente católica. Dicho Estado laico es una rareza en el mundo, no lo normal, como ustedes intentan hacer creer a la gente repitiendo muchas veces esa mentira (igual creen que repitiéndolo muchas veces, si no se convierte en verdad, al menos más gente lo creerá así, pese a ser falso). Tanto Alemania como España, son Estados ACONFESIONALES. Parece que es lo mismo (o intentan hacer ver que lo es), pero no es así. Un Estado aconfesional significa exclusivamente que el Estado no tiene ninguna religión concreta como oficial. Pero permitir, las permite todas y puede colaborar con ellas (a diferencia de lo que ocurre en los Estados laicos), y garantiza el derecho a manifestar las creencias religiosas, de todas las formas posibles, tanto en público como en privado, y tanto individual como colectivamente, por tratarse de un derecho fundamental recogido en la Carta de Derechos Humanos de la ONU y también en nuestra Constitución.

En cuanto a los Acuerdos Iglesia-Estado que citaba Eduardo San Martín, cabe recordarle que éstos forman parte del ordenamiento jurídico español (no son elementos externos, sino parte de nuestro sistema jurídico), tienen el rango de Tratado Internacional, de obligado cumplimiento por parte de los Estados que lo suscriben, lo mismo que el de la OTAN o el Tratado Europeo. Debería dejar de ser tan sectario y soltar burradas sobre un tema que, o bien desconoce (muy mal, siendo periodista y pudiendo investigarlo, como es su obligación antes de dar una información o una opinión públicamente), o bien falsea conscientemente. Eso de que un Acuerdo con la Santa Sede es una reliquia del pasado... Dicho pensamiento sí que es una reliquia del pasado. Ya superado, afortunadamente, aunque una minoría (entre ellos él y otros que como él tienen plena "libertad de expresión" en este tendencioso medio público) traten de inculcárselo a la opinión pública a base de repetirlo machaconamente en todos los medios de comunicación en los que, sistemáticamente, se censura la presencia de quienes puedan decir lo contrario. Fíjense todos los países que tienen algún tipo de Acuerdo con la Santa Sede:  España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Suiza, Austria, Bélgica, Inglaterra, Holanda, Irlanda, Estados Unidos, Hispanoamérica (Cuba, Nicaragua, México, Venezuela, Chile), Haití, Argentina, Brasil, Rusia, Polonia, Hungría, Lituania, Albania, China, Corea del Norte y Vietnam, India, Bangladesh, Corea Del Sur, Singapur, Nepal, Benin, Túnez, Kenia, Cong, Zaire, Burkina Faso. Evidentemente, no todos los acuerdos son iguales. Se negocian sólo entre ambas partes, no son un modelo estandarizado para todos. De entre ellos, yo destacaría los que la Santa Sede tiene con Italia, España, Colombia, Brasil, Bolivia, Perú, y hasta Israel... ¡además de Alemania!

En el caso de España, los Acuerdos entre dos Estados soberanos, a saber, el Estado español (no el gobierno español) y la Santa Sede, se refieren a tres aspectos:
  1. Asuntos jurídicos.
  2. Enseñanza y asuntos culturales.
  3. Asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas y el servicio militar de clérigos y religiosos.
Son acuerdos razonables para todo el mundo. Para todo el mundo... menos para esa monoría laicista y anticatólica que, para imponer su ideología, que pretende el ateísmo de Estado obligatorio (contrario, precisamente, a la aconfesionalidad del Estado), debe recurrir a hacer mucho ruido, mentir y manipular. Ese fue el caso de las protestas de dichos grupos laicistas durante la JMJ en Madrid, que a pesar de haberlas protagonizado cuatro gatos fue ampliamente difundida por los medios de comunicación, que hacían de altavoces ante su exiguo y minoritario seguimiento. Y también es el caso de la televisión pública española, que en vez de dar información veraz, manipulan dicha información y mienten a propósito, con el fin de adoctrinar a la mayor cantidad de personas posibles usando el dinero público para ello.

Dicho lo cual, cabe preguntar a los periodistas de RTVE: ¿Esa es la libertad de expresión que defienden? ¿Realmente los Acuerdos con la Santa Sede son una reliquia del pasado? No respondan: son preguntas retóricas que se contestan solas. Está claro que a los periodistas de RTVE no les gusta que les controlen o manipulen, que para eso ya están ellos.

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