sábado, 19 de noviembre de 2011

Los planes de Dios: Gia y Bianca Jagger, 25 años después


Gia Marie Carangi, conocida simplemente como "Gia" (Filadelfia, EE.UU, 29 de enero de 1960 - Ibídem, 18 de noviembre de 1986) fue una modelo estadounidense, considerada por algunos como la primera top-model. Tras una meteórica carrera que apenas duró cinco años y que le llevó a lo más alto de su profesión, perdió su trabajo por los problemas derivados de su adicción a las drogas -se hizo adicta a la heroína-, para finalmente ser una de las primeras figuras públicas en Norteámerica que falleciera de SIDA, con tan sólo 26 años.

Si traigo su figura a este blog es por varios motivos. Primero, porque ayer se cumplieron 25 años desde su fallecimiento. En segundo lugar, porque fue víctima de los males de su tiempo -que desgraciadamente seguimos padeciendo hoy en día-, y sirve de ejemplo de lo que no se debe hacer. Y en tercer lugar, porque se trata de una chica católica, que sufrió la desestructuración familiar -sus padres se separaron cuando tenía 11 años-, la falta de afecto y cariño, y eligió el camino equivocado, para al final de su corta existencia reencontrarse con el Dios que había dejado de lado en algún momento de su vida. Sin duda, Dios escribe derecho con renglones torcidos. Sus caminos son inescrutables.

Con tan sólo 17 años, Gia se trasladó de su Filadelfia natal a Nueva York en 1977, para dedicarse al mundo de la moda. Un año después ya era una top-model que trabajaba con los grandes de la moda y los mejores fotógrafos, ganando más de 500 mil dólares anuales -de la época-.

Joven, guapa y rica, comenzó a frecuentar locales nocturnos -como la tristemente famosa discoteca Studio 54-, en los que la droga campaba a sus anchas y casi todos la consumían. Primero fue la cocaína, para finalmente acabar inyectándose heroína. En 1980, con tan sólo 20 años, su adicción ya era evidente y conocida, tanto en su entorno personal, como en el profesional. Debido a los efectos que producía su adicción -impuntualidad, cambios de humor, irascibilidad, somnolencia durante las sesiones fotográficas, desapariciones durante días- y a sus ya indisimulables marcas de pinchazos en los brazos, fue perdiendo contratos hasta que en 1983 su carrera profesional llegó a su fin tras ser detenida por posesión de drogas en África, donde estaba realizando una sesión fotográfica.

Pese a haber intentado en varias ocasiones desintoxicarse acudiendo a centros especializados, al final siempre acababa recayendo. De vuelta en Filadelfia, habiéndose gastado todo lo que había ganado en droga, tuvo que recurrir a la prostitución para poder costeársela. Un día, sintiéndose mal físicamente, fue ingresada en el hospital con un cuadro de neumonía. Fue allí donde le diagnosticaron que tenía el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana).

En sus últimos días, Gia quería hacer un vídeo informativo para mostrar a niños y jóvenes todo el mal que causaban las drogas, pero no pudo llegar a realizarlo. En estos difíciles momentos Gia tuvo una renovada fe en Dios. En la habitación del hospital tenía una imagen de Nuestro Señor Jesucristo, a quien dedicó sus últimas palabras tres días antes de morir: "Creo que voy a verle esta noche" -dijo a su madre-. Ya no volvió a hablar. En una ocasión había dicho: "Creo que existe una razón para todo y que hay un plan para cada persona. Creo que Dios tiene un gran plan para mi, pero no creo que sea en esta vida". Tenía razón: Gia falleció en la mañana del 18 de noviembre de 1986, con tan sólo 26 años, apenas dos meses antes de su cumpleaños.

En 1998 se estrenó la película sobre su vida, titulada como su propio nombre: "Gia", protagonizada por la actriz Angelina Jolie, que fue galardonada por ella con un Globo de Oro.

Como muchas personas de su época y entorno, Gia se dio a la vida fácil y frívola, apartándose de Dios y buscando la felicidad donde no estaba -sexo, alcohol, drogas, etc.-. En su caso, la falsa felicidad que proporcionan las drogas acabó con su carrera primero, y con su vida después.

En la misma época en que Gia frecuentaba la discoteca Studio 54 de Nueva York, a finales de los años 70 y principios de los 80, también lo hacían celebridades como Liza Minelli, Farrah Fawcett, Truman Capote, Andy Warhol o Bianca Jagger -primera mujer de Mick Jagger, cantante del grupo Rolling Stones, con quien contrajo matrimonio católico en 1971-.

Paradójicamente, Bianca Jagger -foto de la izquierda-, de origen nicaragüense y también católica, dejó atrás su vida anterior y se convirtió en una mujer devota, dedicada a las causas humanitarias. En julio de 2008 fue una de las personas célebres que firmó la petición a los obispos católicos de Inglaterra y Gales para que permitieran un uso más amplio de la liturgia en la Forma Extraordinaria del Rito Romano.

Ambas mujeres fueron bellas, ricas y famosas. Ambas frecuentaron ambientes y personas poco recomendables y vivieron al margen de Dios. Pero Dios tenía un plan para cada una de ellas. Las dos se reencontraron con Él en un momento dado de su vida. Gia, poco antes de fallecer; y Bianca Jagger hasta el día de hoy. Ojalá la vida de Gia sirva de ejemplo para que las nuevas generaciones se den cuenta de que el dinero y el éxito no dan la felicidad; que el alcohol, las drogas y la promiscuidad sexual tampoco la dan. La verdadera felicidad sólo está en Dios. Nunca es tarde para encontrarle.

Tras 25 años desde su fallecimiento, aún mucha gente sigue acordándose de Gia y admirando su belleza, que no poseía por méritos propios, sino como un don de Dios. Recemos una oración por el eterno descanso de su alma:


OREMVS

REQVIEM AETERNAM DONA EA DOMINE
ET LVX PERPETVA LVCEAT EA
CVM SANCTIS TVIS IN AETERNAM QVI PIVS ES
REQVIESCAT IN PACE AMEN

OREMOS

Dale, Señor, el descanso eterno,
y que la luz perpetua le ilumine,
con tus santos para siempre, pues Eres misericordioso.
Descanse en paz. Amén.

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