El laicismo se extiende, además de a través de la política y los medios de comunicación, en el comercio. Un caso paradigmático lo tenemos en el caso de El Corte Inglés, cuyos centros se encuentran repartidos por todas partes.
Hasta este año, al llegar la Navidad ECI decoraba sus fachadas con decoración navideña, es decir, la que aludía a lo que realmente es la Navidad: la celebración del Nacimiento de Jesús, Verbo de Dios encarnado, en Belén, hace algo más de dos milenios.
En la actualidad, la costumbre de hacer regalos por Navidad viene de los regalos que recibió el Niño Jesús de los tres Reyes Magos: oro, incienso y mirra. Si a la Navidad se le quita el sentido religioso... ¿por qué voy a hacer regalos o realizar compras especiales en estas fechas? ¿por ser invierno? ¿Y a quién le importa que sea invierno? Cada día del año pertenece a una estación y tiene una climatología propia, y no por eso va a haber que comprar de forma especial por ese hecho. Si no hay motivo para celebrar nada especial, tampoco se compra nada especial. Y con mucho mayor motivo cuando detrás de todo ésto se encuentra la omnipresente sombra del laicismo que nos invade, que quiere desterrar de la vida social y de la presencia pública cualquier alusión al Cristianismo, en esta pendiente intolerante en la que, de forma especial, nos intenta meter el gobierno y ciertos medios de comunicación afines.
Un caso concreto, por lo representativo, es El Corte Inglés. En años anteriores sus fachadas siempre contaban en su decoración con el Misterio o Nacimiento, con al menos la Sagrada Familia: La Virgen María, San José y el Niño Jesús. Pero este año han decidido no poner decoración navideña que aluda al Cristianismo en la mayoría de sus centros, sin el cual no hay Navidad.
Están en su perfecto derecho, como empresa, a poner la decoración que quieran. Pero los potenciales clientes también estamos en nuestro perfecto derecho de no comprar en sus tiendas. Y como este caso, sirve cualquier otro que se haya apuntado a la eliminación de símbolos religiosos en público; símbolos que no sólo no contradicen la aconfesionalidad del Estado, sino que está amparada en la misma.
Además de que la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU reconoce el derecho a manifestar públicamente las creencias religiosas. Si El Corte Inglés, como empresa, no tiene creencias religiosas, pero decide no mostrar la de la mayoría de sus clientes (creencias de las que ECI saca pingües beneficios comerciales, derivados de los regalos navideños), los clientes tenemos todo el derecho del mundo a no comprar en sus tiendas, como protesta a su connivencia con los laicistas. ¿No es Navidad en El Corte Inglés? Pues no se compra nada. Y menos, regalos navideños. Que compren sólo los laicistas, que seguramente tendrán algo que celebrar (aunque no sepamos el qué), pero no la Navidad.
Recomiendo leer esta entrada de arsuaga.net, en la que aporta además imágenes comparativas de otros años con el actual, en las que se aprecia la evolución en los tres últimos años, tomando como referencia el mayor centro de ECI de Madrid capital, situado en el Paseo de la Castellana. En la primera aparece la Sagrada Familia; al año siguiente sólo pusieron un árbol de navidad, al que le añadieron un Nacimiento en su base tras las protestas que se produjeron: este año únicamente ponen copos de nieve, del estilo del emblema que aparece en los congeladores y cámaras frigoríficas (así van a quedar sus ventas por parte de sus clientes cristianos: congeladas):
En la siguiente presentación se pueden ver varias imágenes de tiendas El Corte Inglés repartidas por varios puntos de España, en las que pueden apreciarse claramente las diferencias entre las de este año y las de años anteriores:
En la actualidad, la costumbre de hacer regalos por Navidad viene de los regalos que recibió el Niño Jesús de los tres Reyes Magos: oro, incienso y mirra. Si a la Navidad se le quita el sentido religioso... ¿por qué voy a hacer regalos o realizar compras especiales en estas fechas? ¿por ser invierno? ¿Y a quién le importa que sea invierno? Cada día del año pertenece a una estación y tiene una climatología propia, y no por eso va a haber que comprar de forma especial por ese hecho. Si no hay motivo para celebrar nada especial, tampoco se compra nada especial. Y con mucho mayor motivo cuando detrás de todo ésto se encuentra la omnipresente sombra del laicismo que nos invade, que quiere desterrar de la vida social y de la presencia pública cualquier alusión al Cristianismo, en esta pendiente intolerante en la que, de forma especial, nos intenta meter el gobierno y ciertos medios de comunicación afines.
Un caso concreto, por lo representativo, es El Corte Inglés. En años anteriores sus fachadas siempre contaban en su decoración con el Misterio o Nacimiento, con al menos la Sagrada Familia: La Virgen María, San José y el Niño Jesús. Pero este año han decidido no poner decoración navideña que aluda al Cristianismo en la mayoría de sus centros, sin el cual no hay Navidad.
Están en su perfecto derecho, como empresa, a poner la decoración que quieran. Pero los potenciales clientes también estamos en nuestro perfecto derecho de no comprar en sus tiendas. Y como este caso, sirve cualquier otro que se haya apuntado a la eliminación de símbolos religiosos en público; símbolos que no sólo no contradicen la aconfesionalidad del Estado, sino que está amparada en la misma.
Además de que la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU reconoce el derecho a manifestar públicamente las creencias religiosas. Si El Corte Inglés, como empresa, no tiene creencias religiosas, pero decide no mostrar la de la mayoría de sus clientes (creencias de las que ECI saca pingües beneficios comerciales, derivados de los regalos navideños), los clientes tenemos todo el derecho del mundo a no comprar en sus tiendas, como protesta a su connivencia con los laicistas. ¿No es Navidad en El Corte Inglés? Pues no se compra nada. Y menos, regalos navideños. Que compren sólo los laicistas, que seguramente tendrán algo que celebrar (aunque no sepamos el qué), pero no la Navidad.
Recomiendo leer esta entrada de arsuaga.net, en la que aporta además imágenes comparativas de otros años con el actual, en las que se aprecia la evolución en los tres últimos años, tomando como referencia el mayor centro de ECI de Madrid capital, situado en el Paseo de la Castellana. En la primera aparece la Sagrada Familia; al año siguiente sólo pusieron un árbol de navidad, al que le añadieron un Nacimiento en su base tras las protestas que se produjeron: este año únicamente ponen copos de nieve, del estilo del emblema que aparece en los congeladores y cámaras frigoríficas (así van a quedar sus ventas por parte de sus clientes cristianos: congeladas):
En la siguiente presentación se pueden ver varias imágenes de tiendas El Corte Inglés repartidas por varios puntos de España, en las que pueden apreciarse claramente las diferencias entre las de este año y las de años anteriores:
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