RESVRREXIT SICVT DIXIT ALLELVIA
SVRREXIT DOMINVS VERE ALLELVIA
¡Ha resucitado, como dijo! ¡Aleluya!
¡El Señor verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya!
Este hermoso tiempo litúrgico comienza el Sábado Santo y termina la víspera de la Santísima Trinidad; abraza ocho semanas, y todo él es como una festividad no interrumpida, en que celebramos la gloriosa Resurrección del Señor, sus apariciones a los discípulos, su Ascensión a los cielos, la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, y el nacimiento y primera manifestación de la Iglesia. Tiempo es éste de inmensa alegría espiritual, por la dicha inefable de que goza el Amado Jesús, y por la firme esperanza de que resucitaremos con Él. La Liturgia pascual es un anticipo de las alegrías de la patria adonde caminamos: el jubiloso Aleluya que continuamente suena en la mansión de la gloria, llena también las naves de nuestros templos. Desde el Sábado in Albis en vez del Gradual se dicen solamente los dos v. aleluiáticos. Al final del Introito se añaden dos Aleluya, y uno al final del Ofertorio y de la Comunión. El color litúrgico, hasta la vigilia de Pentecostés, es blanco, como las blancas estolas de los moradores de la celestial Jerusalén. Los domingos segundo, tercero, cuarto y quinto después de Pascua ceden a cualquier fiesta del Señor y a todos los dobles de primera y segunda clase. El rezo del Angelus se sustituye por el Regina Coeli, que se reza de pie.
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