Este domingo, como todos los años, muchas personas irán a visitar a
sus seres queridos a los cementerios. Pero si se trata de cristianos no serán bien recibidos.
En la guerra que la dictadura del laicismo ha declarado a la cruz,
hasta los cementerios donde reposan tus seres queridos serán despojados
de sus referencias cristianas.
No es una hipótesis. Tristemente, el odio religioso ha llegado ya y
el primer caso se está produciendo en este momento en el cementerio general de Valencia, que controla el ayuntamiento gobernado por Compromís.
Actúa. Pide al alcalde de Valencia, Joan Ribó, que deje de atacar la religión y que respete el descanso de los difuntos y las creencias de los ciudadanos.
¡5 días de plazo! Este era el tiempo que el gobierno municipal valenciano dio a los funcionarios del cementerio para retirar toda la simbología cristiana de las instalaciones.
Por procedimiento de urgencia, con formas autoritarias, como si estuvieran desinfectando, se procedió a desmantelar de referencias cristianas el recinto. Este es el resultado del odio:
- Las capillas han sido sustituidas por lo que llaman "salas de ceremonias".
- Se han suprimido todos los crucifijos.
- Se han ocultado las imágenes de la Virgen de los Desamparados.
- Se han tapado con cortinas las vidrieras de la Madre de Dios.
El fanatismo antirreligioso llega hasta el extremo de que incluso unos manteles estampados con pequeñas cruces han sido apartados. Y queda pendiente la retirada de una gran cruz de 4 metros que, por sus dimensiones, se ha salvado de la criba. De momento.
No pienses que por no vivir en Valencia, estarás a salvo. Hoy es Valencia. Mañana tu comunidad, tu ciudad, tu pueblo.
Los intolerantes, con su agenda radical y laicista, pretenden despojarte de tus creencias, convertirte en un ciudadano sin arraigo religioso, anular tu dimensión espiritual y de paso, corregir el “mal” histórico del cristianismo en España amputando sus raíces.
Frena esta ofensiva laicista en los cementerios. No permitas que jueguen con el
descanso de los difuntos. Pidamos al alcalde de Valencia, Joan Ribó, que respete los símbolos cristianos del cementerio.
El resultado de esta agenda es la creciente cristofobia que padecemos, donde impera el laicismo, la humillación de las creencias de los cristianos, el intento permanente de desplazarlos de los centros de decisión y condenarlos a practicar sus ritos en las catacumbas, el programa de descristianización de la educación como si fuera una enfermedad…
No hay nada que cause mayor euforia a los laicistas que pisotear tu libertad religiosa, la mia, la de todos, en todos los ámbitos posibles.
¿Quién es este señor, Joan Ribó, para privar a los creyentes cristianos de un símbolo que, en el trance de la muerte, ofrece esperanza en la vida eterna y fe en la resurrección?
Ni siquiera el argumento de la aconfesionalidad institucional puede justificar este ataque a la libertad religiosa, un derecho fundamental garantizado por la Constitución y protegido por convenios y tratados internacionales.
No te dejes engañar. No caigas en la trampa de la neutralidad confesional.
La aconfesionalidad de nuestro Estado implica respeto por las creencias, religiosas o no, de los ciudadanos y una actitud positiva hacia ellas porque su aportación es radicalmente buena para construir una sociedad respetuosa, tolerante y pacífica.