jueves, 20 de diciembre de 2012

La católica paquistaní Asia Bibi, casada y madre de cinco hijos, sigue presa y condenada a muerte por ser cristiana, acusada de "blasfemia", después de tres años y medio

Como dice el título de esta entrada, la tristemente famosa Asia Bibi, mujer católica paquistaní, casada y madre de cinco hijos, sigue presa y condenada a muerte en la horca por ser cristiana, acusada de "blasfemia" contra el "profeta" del Islam, después de tres años y medio -fue encarcelada en junio de 2009-, por no querer renunciar a su fe y convertirse al Islam. Varios políticos paquistaníes que se atrevieron a pedir su liberación fueron asesinados. Hasta su Santidad el Papa Benedicto XVI ha intercedido por ella, para que sea liberada. La web Hazteoír ha hecho un seguimiento intensivo de este caso, que puede leerse aquí. Pidamos al Señor y a su Santísima Madre, la Virgen María, que se acuerde de su hija, perseguida por causa de la justicia, en estas Navidades que volverá a pasar sola en una celda sin ventana, lejos de su familia.

BEATI QVI PERSECVTIONEM PATIVNTVR PROPTER IVSTITIAM QVONIAM IPSORVM EST REGNVM CAELORVM BEATI ESTIS CVM MALEDIXERINT VOBIS ET PERSECVTI VOS FVERINT ET DIXERINT OMNE MALVM ADVERSVM VOS MENTIENTES PROPTER ME GAVDETE ET EXVLTATE QVONIAM MERCES VESTRA COPIOSA EST IN CAELIS SIC ENIM PERSECVTI SVNT PROPHETAS QVI FUERVNT ANTE VOS (Evangelivm secvndvm Matthaevm V, I-XII.)

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque a ellos pertenece el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando os insultaren, cuando os persiguieren, cuando dijeren mintiendo todo mal contra vosotros, por causa mía. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (Mt. 5, 1-12)

Bajo estas líneas puede leerse una emotiva carta escrita por Asia Bibi hace poco más de mes y medio, dirigida en este caso a "los hombres y las mujeres de buena voluntad de España", pero que bien puede hacerse extensible a los de cualquier parte del mundo:

Prisión de Sheikhupura, Pakistán, 5 de noviembre de 2012

Me llamo Aasiya Noreen Bibi y no sé si llegarás a leer esta carta. Escribo a los hombres y las mujeres de buena voluntad de España, desde mi celda sin ventana en el módulo de aislamiento de la prisión de Sheikhupura, en Pakistán. Llevo encerrada aquí desde el mes de junio de 2009. Me han condenado a morir en la horca por blasfemar contra el profeta Mahoma. Dios sabe que es una sentencia injusta y que mi único delito, en este mi gran país al que tanto amo, es ser católica. No sé si estas palabras verán la luz y llegarán a ser leídas por alguien al otro lado de los muros de esta cárcel. Si el Señor misericordioso quiere que así sea, pido a los españoles que recen por mí e intercedan ante el presidente de mi hermoso país para que me permita recuperar la libertad y volver a reunirme con mi familia, a la que tanto echo de menos.

Estoy casada con un buen hombre llamado Ashiq Masih y, juntos, tenemos cinco hijos que son una bendición del Cielo: un varón, Imran, y cuatro chicas, Nasima, Isha, Sidra y la pequeña Isham. Solo quiero volver a estar con ellos, a ver sus sonrisas y devolverles la paz. Están sufriendo por mí, al verme encerrada y privada de justicia. Temen por mi vida, pues la sentencia que me condena a morir ahorcada es firme y un indulto puede evitar que acabe ejecutándose. Un juez, el honorable Naveed Iqbal, entró una mañana en mi celda, después de condenarme a una muerte horrible, y me ofreció revocar la sentencia si me convertía al Islam. Yo le agradecí de corazón su buena intención, pero también le dije, con toda la claridad de la que soy capaz, que prefiero morir como cristiana que salir de prisión siendo musulmana. “He sido juzgada por ser cristiana”, le dije al señor juez. “Creo en Dios y en su enorme amor. Si usted me ha condenado a muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por Él”, le dije.

Dos hombres justos han sido asesinados por pedir justicia y libertad para mi persona. Su destino me desgarra el corazón. El gobernador de mi región, Punjab, el señor Salman Taseer, fue asesinado el 4 de enero de 2011 por un miembro de su escolta, simplemente porque pidió a las autoridades del Gobierno que me pusieran en libertad y se opuso a la ley sobre la blasfemia que rige en Pakistán. Dos meses después, un ministro del Gobierno, el señor Shahbaz Bhatti, cristiano como yo, fue asesinado por la misma causa. Rodearon su coche y le dispararon con ensañamiento hasta darle muerte.

Me pregunto cuántas personas más tienen que morir por causa de la justicia. Rezo a todas horas para que Dios misericordioso ilumine el juicio de nuestras autoridades y sus leyes civiles restablezcan la antigua armonía que siempre reinó en mi gran país entre las personas de distintas religiones. Jesús nuestro Señor y Salvador nos amó libres y creo que la libertad de conciencia es uno de los mayores tesoros que nuestro Creador nos ha dado y tenemos que preservarlo.

Sentí una gran emoción al conocer que el Santo Padre Benedicto XVI había pedido mi indulto. Dios me conceda vivir para peregrinar a Roma y, si es posible, agradecérselo personalmente.

Ahora pienso en mi familia. Lo hago a todas horas. Vivo con el recuerdo de mi esposo y de mis hijos, y pido a Dios misericordioso que me permita volver a reunirme con ellos. No sé si esta carta llegará a tus manos, amigo o amiga española. Si así fuera, acuérdate de que hay personas en el mundo que son perseguidas por causa de su fe y, si está en tu mano, pide por nosotros al Señor y escribe al presidente de Pakistán rogándole por que me permita volver a estar con mi familia.

Si lees esta carta, Dios lo habrá hecho posible. Que Él, que es bueno y justo, te colme con su Gracia.

Afectuosamente,

Asia Bibi

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