PRIMUM quidem sermónem feci de ómnibus, o Theóphile, quae coepit Jesus fácere et docére, usque in diem, qua, praecípiens Apóstolis per Spíritum Sanctum, quos elégit, assúmptus est: quibus et praébuit seípsum vivum post passiónem suam in multis arguméntis, per dies quadragínta appárens eis, et loquens de regno Dei. Et convéscens, praecépit eis ab Jerosólymis ne discéderent, sed exspectárent promissiónem Patris, quam audístis (inquit) per os meum: quia Joánnes quidem baptizávit aqua, vos autem baptizabímini Spíritu Sancto non post multos hos dies. Igitur qui convénerant, interrogábant eum, dicéntes: Dómine, si in témpore hoc restítues regnum Israël ? Dixit autem eis: Non est vestrum nosse témpora vel moménta, quae Pater pósuit in sua potestáte: sed accipiétis virtútem superveniéntis Spíritus Sancti in vos, et éritis mihi testes in Jerúsalem, et omni Judaéa et Samaría, et usque ad últimum terrae. Et cum haec dixísset, vidéntibus illis, elevátus est, et nubes suscépit eum ab óculis eórum. Cumque intueréntur in caelum eúntem illum, ecce duo viri astitérunt juxta illos in véstibus albis, qui et dixérunt: Viri Galilaéi, quid statis aspiciéntes in caelum ? Hic Jesus, qui assúmptus est a vobis in caelum, sic véniet, quemádmodum vidístis eum eúntem in caelum.
Libro de los Hechos de los Apóstoles
Hechos 1, 1-11
Hechos 1, 1-11
En el primer libro, ¡oh Teófilo!, traté de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio hasta el día en que fue arrebatado a lo alto después de haber dado instrucciones -movido del Espíritu Santo- a los apóstoles que había elegido, a los cuales, después de su pasión, se presentó vivo, con muchas pruebas evidentes, apareciéndose durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios. Y comiendo con ellos, les mandó no apartarse de Jerusalén, sino esperar la promesa del Padre, que de mi habéis escuchado; porque Juan bautizó en agua, pero vosotros, pasados no muchos días, seréis bautizados en el Espíritu Santo. Los reunidos le preguntaban: Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino de Israel? Él les dijo: no os toca a vosotros conocer los tiempos ni los momentos que el Padre ha fijado en virtud de su poder; pero recibiréis el poder del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el extremo de la tierra. Diciendo esto, fue arrebatado a vista de ellos, y una nube le sustrajo a sus ojos. Mientras estaban mirando al cielo, fija la vista en Él, que se iba, dos varones con hábitos blancos se les pusieron delante y les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario