MUERTE DE JESÚS. 45. Desde la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora nona. 46. Y alrededor de la hora nona [las 15:00 horas], Jesús clamó a gran voz, diciendo: "¡Elí, Elí, ¿lama sabactani?", esto es: "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?". 47. Al oír esto, algunos de los que estaban allí dijeron: "A Elías llama éste". 48. Y en seguida uno de ellos corrió a tomar una esponja, que empapó en vinagre, y atándola a una caña, le presentó de beber. 49. Los otros decían: "Déjanos ver si es que viene Elías a salvarlo". 50. Mas Jesús, clamando de nuevo, con gran voz, exhaló el espíritu. PRODIGIOS. 51. Y he ahí que el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra, se agrietaron las rocas, 52. se abrieron los sepulcros y los cuerpos de muchos santos difuntos resucitaron. 53. Y, saliendo del sepulcro después de la resurrección de Él, entraron en la Ciudad Santa, y se aparecieron a muchos. 54. Entretanto, el centurión y sus compañeros que guardaban a Jesús, viendo el terremoto y lo que había acontecido, se llenaron de espanto y dijeron: "Verdaderamente, Hijo de Dios era éste". 55. Había también allí muchas mujeres que miraban de lejos; las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole. 56. Entre ellas se hallaban María la Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
(Santo Evangelio según San Mateo, 27, 45-56)
MUERTE DE JESUS. 28. Después de esto, Jesús, sabiendo que todo estaba acabado, para que tuviese cumplimiento la Escritura, dijo: "Tengo sed". 29. Había allí un vaso lleno de vinagre. Empaparon pues, en vinagre una esponja, que ataron a un hisopo, y la aproximaron a su boca. 30. Cuando hubo tomado el vinagre, dijo: "Está cumplido", e inclinando la cabeza, entregó el espíritu. LA LANZADA. 31. Como era la Preparación a la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz durante el sábado - porque era un día grande el de aquel sábado - los judíos pidieron a Pilato que se les quebrase las piernas, y los retirasen. 32. Vinieron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y luego del otro que había sido crucificado con Él. 33. Mas llegando a Jesús y viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; 34. pero uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua. 35. Y el que vió, ha dado testimonio - y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad - a fin de que vosotros también creáis. 36. Porque esto sucedió para que se cumpliese la Escritura: "Ningún hueso le quebrantaréis". 37. Y también otra Escritura dice: "Volverán los ojos hacia Aquel a quien traspasaron".
(Santo Evangelio según San Juan, 19, 28-37)
Norcia: a word from the Abbot
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*We receive from our friend Marco Sgroi this short report from Norcia,
enriched by the interview that the Abbot of the new Abbey, Father Benedict
Nivakoff...
Hace 55 minutos
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