Obispo diocesano brasileño en una logia masónica, abogando por un "acercamiento" a la Masonería condenado por la Iglesia

En las imágenes que acompañan esta entrada de mi blog (sobre estas líneas y más abajo), podemos ver al obispo diocesano de Jales (Brasil), Demetrio Valentini, entrando en la logia masónica Baltazar Coronel, en la que pronunció un discurso con ocasión del LIII Aniversario de la creación de dicha logia. Si su sola presencia en dicho lugar ya escandaliza, destaca, además, el atuendo que el obispo eligió para la ocasión: se presentó en mangas de camisa y sin el traje talar que le obliga a llevar en público el Código de Derecho Canónico -como también obliga a cualquier simple sacerdote-.

NOTA: Cabe recordar que el uso del traje talar no es una "costumbre": es ley, universal y de obligado cumplimiento. Dicho uso no es competencia de las Conferencias Episcopales, por lo cual éstas no pueden derogar ni mitigar dicha ley permitiendo excepciones en sus respectivos países. Lo prescribe el Código de Derecho Canónico vigente -promulgado por el beato Juan Pablo II en 1983-, canon 284, que no se presta a ninguna interpretación desde que la Congregación para el Clero aprobara en 1994 el "Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros" y la Nota explicativa del Consejo Pontificio para la interpretación de los Textos Legislativos, que aclara que ese artículo tiene categoría de Decreto General Ejecutorio, y, por tanto, obliga jurídicamente.

Cuando acaba de estrenarse en Méjico la película "Cristiada", sobre el movimiento cristero de Méjico que luchó contra la Persecución Religiosa del gobierno masónico de Plutarco Elías Calles, me he enterado -a través del blog Missa aos domingos-, de esta información aparecida hace seis días, concretamente el pasado lunes 16 de abril, en el diario brasileño "Jornal de Jales" -también recogida en otras páginas, como Messa in Latino-, que publicaba lo siguiente:

Acercamiento entre la Iglesia y la masonería puede empezar por Jales, sugiere el obispo

Obispo propone aproximación entre la Iglesia y la Masonería

En un discurso pronunciado el pasado martes, 10 de abril, para conmemorar el 53º aniversario de la Logia Masónica Baltazar Coronel, el obispo diocesano de Jales, D. Demetrio Valentini, dijo que existe un clima propicio para una aproximación entre la Iglesia Católica y la masonería.

Para él, ambas instituciones, que tuvieron grandes diferencias en el pasado, están lo suficientemente maduras para que un diálogo provechoso puede prosperar. D. Demetrio recuerdó que, a los 71 años, aún le quedan cuatro más de actividad como obispo, período que podría ser aprovechado para una aproximación de la Iglesia y la Masonería. Como se sabe, cuando llegan a los 75 años, los obispos se jubilan obligatoriamente.

Cómo tiene buenas relaciones con la Masonería jalesense, el obispo entiende que podrían partir de aquí los canales que pudiesen repercutir a nivel de Brasil. Según él, hace más o menos 10 años, ya se produjeron, de manera discreta, las primeras negociaciones en este sentido. El interlocultor con la Masonería, en nombre de la cúpula de la Iglesia Católica, fue el cardenal D. Ivo Lorscheider, ya fallecido.

Si este tema es grave en cualquier católico, en un obispo es gravísimo, y más siendo público y notorio, especialmente por el escándalo que produce. Cabe recordar que tanto el Código de Derecho Canónico de 1917 -de forma explícita-, como el Código de Derecho Canónico actualmente vigente, de 1983 -de forma implícita-, así como varios documentos definitivos emitidos por la Congregación para la Doctrina de la Fe -ex Santo Oficio-, además de todos los Papas, desde su origen hasta el beato Juan Pablo PP. II y S.S. Benedicto PP. XVI (ver al final de esta entrada del blog la lista de documentos de la Iglesia condenando la Masonería), han condenado formalmente y de manera definitiva la Masonería y su pertenencia a ella, no sólo por la persecución llevada a cabo por la misma contra la Iglesia Católica, sino por sostener una cosmovisión incompatible, ya no sólo con la doctrina católica, sino con el mismo Cristianismo. Cosmovisión que, además, tratan de imponer a toda la sociedad por todos los medios de que disponen -fomentando el laicismo a través de la política, los medios de comunicación, la Educación, etc.-,  para lo cual es necesaria la desaparición del Cristianismo de la esfera pública, siendo únicamente "tolerado" en el ámbito privado -vuelta a las catacumbas-.

Ni que decir tiene que el ingreso en la Masonería es pecado grave -como recuerda la Congregación para la Doctrina de la Fe-, y que todo católico que lo haga incurre automáticamente en excomunión Latae Sententiae, reservada a Su Santidad -que es el único que puede levantarla-, y por tanto deja de ser católico automáticamente y queda excluido de los sacramentos -tanto de la Confesión, como de la Sagrada Eucaristía, y de todos los demás-. Cualquier sacramento al que osare acercarse un masón, lo recibiría de forma sacrílega -aunque los demás desconozcan esta circunstancia-, y no le proporcionaría la gracia de Dios. Es más: cada vez que lo hiciera añadirá a sus culpas otro nuevo pecado sacrílego con el que estaría forjándose su propia condenación eterna.

Más que para que se convierta la persona excomulgada, la pena de excomunión Latae Sententiae sirve como advertencia o disuasión para que otros no hagan lo mismo, pues es muy raro que esa persona, ya  excomulgada automáticamente, se arrepienta y pida perdón por su pecado al Papa -o al Prelado por él designado para que le levante tal tipo de excomunión, que un simple sacerdote no puede levantar; ni siquiera un obispo, si no se le han concedido poderes específicos para ello-.

Considero que actuaciones como la descrita, que contradicen la Doctrina, el Magisterio y la Ley de la Iglesia Católica -además de producir escándalo- merecen, cuando menos, que este obispo fuera llamado al orden -o incluso destituido-, inmediatamente.