martes, 6 de diciembre de 2016

Escandalosa entrevista al jesuita Spadaro, mano derecha del Papa Francisco, tras descubrirse que usaba cuentas falsas de Twitter para atacar a los Cuatro Cardenales y en la que justifica dar la Comunión a los adúlteros

Antonio Spadaro, S.J., confesor papal jesuita y director de la revista "La Civiltà Cattolica", a quien vemos junto al Papa Francisco en la imagen que abre esta entrada, y que muchos consideran el vice-Papa portavoz del Papa, ha concedido una entrevista exclusiva al portal modernista liberal "Crux", después de que, a instancias suyas, pidiera a Austen Ivereigh que se la realizara. En la misma, hace un intento de negar su intención de insultar en un tweet -que luego eliminó- a los cuatro cardenales (Brandmüller, Burke, Caffarra y Meisner) que enviaron sus "dubia" al Papa Francisco, además de tratar de justificar sus ataques a los mismos lanzados desde diferentes cuentas de Twitter, tras descubrirse que era él quien estaba detrás de dichas cuentas (ver aquí). Además, Spadaro aprovecha para dirigirse a los cuatro cardenales para criticar responder a dichas "dubia", sin tener potestad alguna para hacerlo -ni siquiera van dirigidas a él, como es lógico-. Según Austen Ivereigh, quien le ha realizado dicha entrevista, él mismo le sugirió que aprovechara para responderlas, aunque aclara que Spadaro "no responde en nombre de nadie, sino de él mismo".

Según afirma Spadaro, la carta de los cardenales está siendo usada por "grupos que se sienten marginados" para "aumentar la tensión y crear división dentro de la Iglesia" y por eso atacan "a cualquiera que parezca cercano al Papa". Según él, los ataques se deben a tres factores: 1) que "el Papa Francisco está dando en el clavo", lo cual lleva a 2) "que 'los espíritus se expresen', como diría Bergoglio. El odio y la maldad dirigidos contra él son siempre signos del mal espíritu que no tiene nada que ver con el Evangelio". Y 3) "el tercer punto es que aquellos que son hostiles a Francisco están en los principales grupos encerrados en sí mismos [inclusivos] que no pueden sostener un debate abierto y sereno, y que simplemente se repiten, como en una cámara de eco. Algunos de esos sitios, y las cuentas de Twitter, son simplemente copias de otros".

Cuando se le pregunta sobre el supuesto enfurecimiento del Papa por la carta de los cardenales, Spadaro contesta, histriónicamente, que tal sugerencia le hace reír: "¡Oh, por favor! Tales comentarios me hacen reír", y que "para que Bergoglio se enoje, tiene que ser algo muy diferente. Sus verdaderas preocupaciones son pastorales. Lo que le perturba es la pobreza, la injusticia, el martirio de los cristianos, la violencia, etc., no este tipo de críticas [...] Creo que [el Papa] ve la rabia en algunos sectores como la evidencia de que algunas personas se sienten desafiados por la hermenéutica de la misericordia, por el Evangelio 'sine glossa' [es decir, presentado directamente]".

Al ser preguntado por las recientes declaraciones del Cardenal George Pell, en las que afirmaba que muchos católicos se sienten "desconcertados" por la situación actual que se está produciendo en la Iglesia, y en la que dice que la carta de los cuatro cardenales es "significativa" (ver aquí), a Spadaro sólo se le ha ocurrido decir que "Depende de lo que entendemos por 'significativo'. Sin duda, ha dado aliento a ciertos entornos en los que existe una resistencia a la enseñanza de 'Amoris Laetitia'".

Sobre el silencio del Papa al requerimiento de estos cardenales, dice que el Papa no responde sí o no a "preguntas abstractas", salida por la tangente ante las preguntas concretas que plantean las "dubia". Pero Spadaro dice que el Papa ya ha respondido al "aprobar y fomentar prácticas pastorales positivas. Un ejemplo claro y evidente era su respuesta a los obispos en la zona de Buenos Aires, cuando los alentó y confirmó que su lectura de Amoris Laetitia era correcta", ya que "le encanta responder a las preguntas sinceras que le hacen los pastores", que son quienes "realmente entienden la doctrina católica [...] porque la doctrina no existe con el propósito de debate, sino para la 'salus animarum' ('la salud de las almas') [...] en lugar de la discusión intelectual".

El entrevistador, que se refiere a la carta con las "dubia" como "disidente", le ha preguntado sobre la cuestión de la Comunión a los adúlteros, a lo que Spadaro ha respondido que dichas preguntas ya se habían planteado durante el Sínodo y que "todos los puntos fueron aprobados en el informe final" [lo cual es falso], por lo cual eso supone un "testimonio del alto grado de convergencia alcanzado. Amoris Laetitia es el fruto maduro del sínodo". Según él, "Amoris Laetitia" es "muy clara".

En otro claro ataque a los cuatro cardenales, Spadaro se hace el despistado, como si no hubiera leído lo escrito por ellos sobre sus razones para hacer públicas las "dubia" y dice que "pueden pedir al Santo Padre lo que quieran" pero en "un diálogo bien fundado y discreto, sin la exposición de los medios de comunicación". Según él, que no parece aplicarse el "¿quién soy yo para juzgar?", juzga -valga la redundancia- que "es bastante diferente cuando se usa un diálogo de manera calculada, o cuando las personas plantean preguntas para poner a otra en dificultades, provocando divisiones. Como en este caso".

A la pregunta sobre si "Amoris Laetitia" hace posible la absolución y la Comunión a las personas que están todavía en matrimonio válido, pero que tienen relaciones sexuales con otra, Spadaro afirma que ya se ha respondido a eso claramente: como "Amoris Laetitia" no pasa por alto la dificultad de la "opción" de vivir en continencia, "deja abierta la posibilidad de su admisión al Sacramento de la Reconciliación cuando esta opción es insuficiente". Según él, la continencia no siempre es "factible" e insiste en las "limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad -particularmente cuando la persona cree que caería en un error peor, y que puede dañar a los hijos de la nueva unión-" [argumento que ha sido ampliamente refutado por infinidad de análisis de la exhortación "Amoris laetitia"]. En tales casos Amoris Laetitia abre la posibilidad del acceso a la Reconciliación y la Eucaristía, que a su vez dispone a una persona a continuar madurando y creciendo, fortalecido por la gracia". No hacen falta muchos más comentarios: Spadaro afirma así que se pueden administrar los sacramentos -al menos a ciertos adúlteros-, aunque no estén arrepentidos ni tengan propósito de la enmienda, contrariamente a lo que afirma la Doctrina y Magisterio de la Iglesia.

En cuanto a la enseñanza de San Juan Pablo II sobre la verdad objetiva y la conciencia en la encíclica "Veritatis Splendor", niega que "Amoris laetitia" siga la "moral situacional", en la que la norma se percibe como algo extrínseco al acto que se lleva a cabo, y aporta como "prueba" el "desarrollo de la comprensión" [condenado solemnemente por el Concilio Vaticano I] y el "compromiso de llevar a cabo lo que es para el bien del hombre en 'en camino'".

NOTA: Se debe a San Vicente de Lérins la fórmula: "Sostenemos la fe que ha sido creída en todas partes, siempre, por todos" (quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est), es decir, la verdad católica básica que legitima el desarrollo de la doctrina católica deja intacta "la misma doctrina, el mismo sentido y la misma interpretación", exactamente como afirmó el Concilio Vaticano I, que condena justamente lo contrario en el Canon III del capítulo IV, "Sobre la fe y la razón", de la Constitución dogmática del Concilio Vaticano I «Filius Dei» sobre la Fe Católica:

"Si alguno dijere que es posible que en algún momento, dado el avance del conocimiento, pueda asignarse a los dogmas propuestos por la Iglesia un sentido distinto de aquel que la misma Iglesia ha entendido y entiende: sea anatema".

A continuación, cita de forma sesgada el propio Catecismo de la Iglesia Católica, sacando frases de contexto -como también hace "Amoris laetitia" con los documentos magisteriales que cita- para justificar la apelación a la conciencia individual por encima de la norma moral objetiva que obliga a todos y en toda circunstancia -como siempre ha enseñado la Iglesia-. En un intento de hacer decir a San Juan Pablo II lo que no dijo -de hecho, afirmó justo lo contrario-, Spadaro dice que éste "ya abrió la puerta a una comprensión de la posición de los divorciados vueltos a casar a través del discernimiento de las diferentes situaciones que no son objetivamente idénticas, gracias al fuero interno". Esto es una forma de engaño, pues San Juan Pablo II no abrió ninguna puerta a la Comunión a los adúlteros, sino que la mantuvo cerrada, como siempre ha hecho la Iglesia, enseñando magisterialmente la única posibilidad para que éstos puedan recibir los sacramentos: que vivan "como hermano y hermana", es decir, en completa castidad, aunque compartan el mismo techo. No existe ni un solo texto de San Juan Pablo II que anule la "imputabilidad" al adulterio -ni a ningún otro pecado-, contra la afirmación de Spadaro; ni tampoco por parte de Benedicto XVI, a quien Spadaro también cita intentando hacerle decir lo que no dice, a saber, que no se puede hablar de "pecado mortal en el caso de una nueva unión [...] No puede existir una norma general que sea capaz de cubrir todos los casos particulares. Así como la norma general sigue siendo clara, también queda claro que tal norma no puede cubrir todos los casos de manera objetiva". Concluye su argumento afirmando que se puede "crecer en la vida de gracia y caridad" estando "en una situación objetiva de pecado", y que para ello es necesario recibir la "ayuda de la Iglesia, a través de los sacramentos, incluyendo la Eucaristía". Como es obvio, todas estas afirmaciones son contrarias a la Doctrina y Magisterio infalible de la Iglesia, comenzando por las declaraciones dogmáticas e irreformables del Sacrosanto Concilio Ecuménico de Trento sobre las disposiciones necesarias para recibir el sacramento de la Eucaristía.

Cuando el entrevistador le pregunta si la opinión de un obispo sobre "Amoris laetitia" es tan buena como la de otro, responde sin paliativos que "no", y que los obispos no pueden interpretarla de manera diferente: "La carta del Papa a los obispos de Buenos Aires no deja duda alguna de que los obispos deben implementar la AL de acuerdo con las necesidades locales, y que la AL debe ser correctamente interpretada" [esto es, permitiendo la Comunión a los adúlteros; al menos en ciertos casos].

De forma tendenciosa, el entrevistador de Crux menciona nuevamente a los cuatro cardenales que han enviado al Papa las "dubia", de los que dice que "están todos jubilados o, en el caso de Burke, no dirigen una diócesis", para afirmar a continuación que "es sorprendente cuántos de los críticos de AL son intelectuales laicos, más que pastores" y preguntarle si "siente que hay una división básica en las reacciones a AL entre, por así decirlo, los pastores y los legalistas", a lo que Spadaro contesta que "las mejores reacciones a AL han venido de sacerdotes con larga experiencia pastoral", quienes "han entendido inmediatamente por qué AL habla de la experiencia más que de la teoría abstracta. AL habla de una respuesta pastoral que está atenta a las vidas concretas. Y el Evangelio siempre toma forma dentro de una vida concreta. Así que aquellos que han estado expuestos al ministerio pastoral lo obtienen de inmediato". Por lo visto, el evangelio que menciona Spadaro debe de ser otro diferente al Evangelio, en el que Nuestro Señor condena sin paliativos, clara y contundentemente, el adulterio.

Para intentar paliar tanto desvarío y heterodoxia, concluye afirmando que "el Papa no deja lugar a dudas sobre la enseñanza de la Iglesia y en caso de que exista alguna, dice que 'de ninguna manera debe la Iglesia desistir de proponer el ideal pleno del matrimonio, el plan de Dios en toda su grandeza'". Una vez más, recurre a presentar la indisolubilidad del matrimonio como un "ideal" y no como el mandato taxativo que es, tal y como Nuestro Señor dejó claro. Llama la atención -o no tanto- que intente apoyarse en Nuestro Señor para justificar justo lo contrario de lo enseñado y mandado por Él: "La doctrina de la Iglesia es la del Buen Pastor. El ministerio pastoral no es una aplicación secundaria, ni siquiera pragmática, de la doctrina". Desde luego, la pastoral que defiende Spadaro no lo es; de hecho, es justamente lo contrario, pues contradice la doctrina. Sin embargo, según él es pronto para valorar la aceptación de AL por las diferentes Conferencias Episcopales, pero que, por lo que "ve y percibe", su "sensación es que la gran mayoría de los cardenales y obispos están con él [con el Papa Francisco], y muy pocos se resisten a Amoris Laetitia" [a la interpretación rupturista con el Magisterio de la Iglesia, debería haber especificado].

Y ya que ha sacado a colación al Papa Francisco, sólo cabe repetir lo que ya he dicho en varias ocasiones: con amigos así, ¿quién necesita enemigos? Aunque pretendiera lo contrario, con esta entrevista Spadaro se ha cubierto de gloria.

Puede leerse la entrevista completa, en inglés, en este enlace.

6 comentarios :

  1. Este artículo está escrito desacreditando una persona, en lenguaje ignaciano, no salva la persona. Invito con todo respeto a escribir con objetividad y bajo la ética cristiana para que cobre fiabilidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Claro que el artículo de "Crux" está escrito en lenguaje ignaciano! Jesuitismo puro y duro, de hecho. Para algo ha pedido Spadaro ser entrevistado. Y es cierto: no salva a la persona; a ninguna persona. Ni siquiera a él mismo. Se desacredita él solo a medida que habla. Y, por supuesto, también intenta -sin lograrlo- desacreditar a quien no piense como él, es decir, contrariamente a la Doctrina y Magisterio de la Iglesia. Ya se sabe que los "tolerantes" que predican una "misericordia" ajena al Evangelio son totalmente inmisericordes e intolerantes con quienes les llevan la contraria. Y, para colmo, además de infantil, el asunto de los tweets pone de manifiesto su catadura moral, o bien graves problemas psicológicos -o ambas cosas-. El Papa Francisco no necesita consejeros así. Da vergüenza ajena.

      Sobre su invitación, intente usted recomendar al ínclito Spadaro que escriba "con objetividad y bajo la ética cristiana", y verá a qué sitio más feo y más lejano le manda. Naturalmente, como no le va a hacer ni caso, concluyo con usted que el susodicho no tiene fiabilidad ninguna -que no es de fiar, vamos-. Habrá que rezar por él, para evitar que engañe a más almas, a las que pone en peligro de condenación eterna -además de ponerse él mismo-. Gracias por su comentario. Un saludo, en Cristo.

      Eliminar
    2. Con todo respeto, Catholicvs, yo también tengo un "dubium". Después de de escribir en AL lo mismo que dice Spadaro, después de alentar a los Obispos argentinos por el camino del error, después de despreciar los "dubia" de los cuatro Cardenales, en suma después de hacer verdad aquel refrán "el que calla otorga" o sea "qui tacet consentire videtur" qué actitud puedo tener yo hacía el Papa Francisco? Es aún Cabeza visible de la Iglesia? Porque aquí no cabe contradicción. O estás con la Doctrina Católica, con todo el Magisterio de la Iglesia, con Cristo en una palabra o estás contra Cristo. No hay escapatoria, en mi opinión. Sea dicho con todo respeto y esperando que Francisco hable claro de una vez.

      Eliminar
  2. Yo también invito al Papa Fransisco a decir si,y a decir no, que sea claro ya que se salga de andar por las ramas, trata de tener contento a Dios y al Diablo . Con ninguno está quedando bien y sus mosqueteros que lo defienden lo dejan peor .

    Saludos Cordiales

    ResponderEliminar
  3. No sabía que Spadaro fuera el confesor del Papa... Ahora entiendo mejor, muchas cosas.

    ResponderEliminar