viernes, 16 de septiembre de 2011

Hoy se restaura la abstinencia de carne todos los viernes del año en Inglaterra y Gales

A partir de hoy, viernes 16 de septiembre de 2011, se restaura para todos los católicos en Inglaterra, Gales, las islas del Canal (en la diócesis de Portsmouth) y la isla de Man (en la archidiócesis de Liverpool), la abstinencia obligatoria de comer carne todos los viernes del año, para cumplir con el cuarto Mandamiento de la Iglesia: "Ayunar y abstenerse de carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia".

Los obispos han decidido volver a establecer dicha práctica, señalando que esta penitencia sólo puede cumplirse absteniéndose de comer carne y uniendo esto a la oración. Los que no pueden, o no comen carne como parte de su dieta normal, deben abstenerse de otros alimentos que tomen regularmente. Para todos los demás -la mayoría de los católicos- es de obligado cumplimiento.

La abstinencia de carne incluye la carne muscular y cualquier órgano de mamíferos (ganado vacuno, cerdo, cabra, borrego, conejo, etc.) y aves (pollo, gallina, pavo, etc.). También quedan prohibidas las sopas y cremas que se obtienen de estas carnes, aunque sí pueden tomarse derivados de animales, como la leche, mantequilla, margarina y gelatina, siempre que no tengan sabor a carne.

Lo que sí se permite comer son todos los peces, anfibios, reptiles y mariscos (crustáceos y moluscos), así como los productos derivados de animales mencionados anteriormente. Por supuesto, pueden tomarse también cereales y sus derivados, verduras y hortalizas, zumos, huevos, etc.

Se vuelve así a la bimilenaria práctica de la iglesia de considerar los viernes como días de penitencia y sacrificio, como recuerdo del sacrificio y muerte de Cristo en viernes, lo cual quedó totalmente desvirtuado por la sustitución que se hizo en la mayor parte del mundo, al permitir comer carne y sustituir dicho sacrificio por la lectura de la Biblia u otros libros piadosos (como si eso constituyera algún tipo de 'sacrificio'). El resultado de dicha sustitución ha sido que la mayor parte de los católicos, pero especialmente aquellos no practicantes (que en su mayoría sí cumplían el precepto de la abstinencia), abandonaron dicha práctica, comenzando a comer carne los viernes y no sustituyéndolo por ningún otro tipo de penitencia o sacrificio, ni, por supuesto, la lectura piadosa.

Ojalá el resto de los obispos del mundo tomen ejemplo y vuelven a restaurar este precepto como se vino haciendo desde tiempo inmemorial, lo cual, sin duda, contribuiría a volver a cristianizar algo las costumbres, que ya bastantes enemigos hay fuera de la Iglesia intentando descristianizar la sociedad, para que ellos también colaboren indirectamente.

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