domingo, 15 de enero de 2012

Segundo domingo después de Epifanía: las bodas de Caná

Recordamos particularmente hoy la tercera epifanía del Señor, con su primer milagro en las bodas de Caná: seis grandes cántaros, capaz cada uno de cien litros de agua, convertida en vino generoso por la omnipotente voluntad de Jesús y por intercesión de su Madre. Este prodigio es figura de otro más estupendo: cada día en nuestros altares el vino natural, por virtud de la palabra sacerdotal, se convierte en la Sangre de Cristo; y con este sagrado licor, recibido por el que comulga, se consuma el místico desposorio de Jesús con el alma (Evang.). Las direcciones ascéticas de San Pablo, llevadas generosamente a la práctica en las Corporaciones eclesiásticas o religiosas, y aun en la vida doméstica y civil, producirían frutos no sólo de santidad personal, sino también de colaboración y paz social (Epíst.).

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