viernes, 16 de diciembre de 2011

Un sacerdote italiano arremete contra los lefebvristas y, de paso, contra la jerarquía de la Iglesia Católica y los Movimientos eclesiales en conjunto

Este hombre que aparece en la fotografía es Giorgio de Capitani, agitador político italiano metido a "cura progre" en 1963 -El "mayo del 68" le pilló justo con 30 años; quizás por ello no lleva el traje talar que la ley canónica le obliga a llevar-, de quien sirva como referente que en una retransmisión radiofónica -el 6 de abril de 2011- afirmó que esperaba que a Silvio Berlusconi le diese un ictus -gran muestra de caridad cristiana, viniendo de un cura-; o que tampoco tiene en buen concepto al Ejército italiano, al que define como "mercenarios indignos de llamarse defensores de la patria", acaba de arremeter ahora en su página web contra la propia Iglesia Católica, con la excusa de los "lefebvrianos" (sic): no entiende por qué la Iglesia Católica pretende la comunión de todos los católicos, en lugar de seguir su peculiar visión de la misma -la de Giorgio de Capitani, quien, por cierto, en lugar de Padre Giorgio se hace llamar "Don Giorgio", a la manera de los capos mafiosos-.

El artículo -en italiano- recién publicado al respecto en su página web, el pasado 12 de diciembre -que no pienso enlazar, ni publicitar- se titula: "Lefevbrianos, o se convierten al Evangelio radical de Cristo, o quédense donde están, ¡en su cementerio!". Según él, la Iglesia -cuya distorsionada concepción él cree representar en exclusiva- ya no puede posponer las cosas: debe quitarse un peso muerto. ¿Se habrá fijado que de lo que poco a poco se va librando la Iglesia es de los "progresaurios" que, como él, han estado intentando cargársela desde hace 40 años? Es ley de vida: esos curas "progres" y contestatarios ya han sobrepasado los 70 años y van cayendo en la eternidad de manera imparable, sin que exista reemplazo generacional. Cada vez hay menos gente que tome el relevo de sus falsas ideas y pésimos métodos de descristianizar la Iglesia y hacer huir a los fieles a golpe de guitarra, errores doctrinales, abusos litúrgicos y exabruptos.

En su libelo, arremete contra la Jerarquía de la Iglesia Católica, a quien acusa de haber "silenciado el Concilio Vaticano II, del que él ha tenido el coraje de extraer lo mejor" -habla en plural, como si fuera Pontífice-, y a quienes espeta que si no adoptan su postura, mejor que se vayan. Ya no es que eche a los "lefebvristas" de la Iglesia, sino a cualquiera que no piense como él -Papa y obispos incluidos, según se desprende de sus afirmaciones-.

Este indigno sacerdote no sólo arremete contra los "lefebvrianos", sino contra todo católico que ose leer Pontifex Roma y Messainlatino.it, a quienes dice que "hay que darles un portazo" -o cerrarles la puerta en las narices-, y "que se vayan a hacer sus conventículos". ¿Habrá reparado en que de tanto echar a gente de la Iglesia, el que se ha quedado en "su conventículo" ha sido él y los pocos que como él desvarían?. Según él, los autores y lectores de estas páginas web son "cuatro idiotas que esparcen mierda todo el día en sus webs" (sic), y les conmina a "desaparecer o irse" -me pregunto si de la Iglesia o de la red-, "a engañar a quienes lo deseen".

Esta "joya literaria" de Don Giorgio no merece la pena ser reproducida, sino sólo citada, pues está cargada de insultos y lenguaje soez. Los descalificativos son de este tenor: "la jerarquía de la Iglesia ya está cerrada a la humanidad, con lo que ¡imagínate lo que sería si la condicionaran otros mentecatos, super-fundamentalistas chiflados, ciegos y mudos!". Pero, además, no sólo se limita a arremeter contra los católicos que considera tradicionalistas, sino también contra los "Movimientos eclesiales de todos los colores", que según él "están llevando a la Iglesia a una vía muerta". ¡Hasta se permite dar órdenes al Espíritu Santo!: tiene que "barrer toda esta basura" -a todas las personas católicas y grupos anteriormente citados-, para "quitar las cadenas a la Iglesia".

Lo irónico del caso es que asegura que la Iglesia ha perdido credibilidad y que la gente se aleja de Ella, pero parece no darse cuenta de que fundamentalmente se debe a gente como él, que en pocas décadas ha alejado a más fieles que cualquier intento de grupos anticatólicos y laicistas. Él sólo lo atribuye a los "fundamentalistas" que quieren revivir un pasado "ya fallecido", por lo que hace el siguiente llamamiento: "¡Liberemos a la Iglesia de Cristo de estos necrófilos". Afortunadamente, de quien se va a librar la Iglesia pronto -y el mundo también- es de él, pues le quedan tres telediarios para seguir insultando y echando a gente de una iglesia -con minúsculas- a la que sólo parece pertenecer él y los cuatro gatos que como él piensan.

La Iglesia Católica ni se va a molestar en desautorizarle: total, dentro de poco el que estará en el cementerio será él, por ley de vida. Y como él, quienes han estado echando de la Iglesia -esta vez con mayúsculas- a miles de fieles, no por sus admoniciones a que se fueran por no ser como ellos, sino por su visión distorsionada del Catolicismo y por sus actitudes, que han hecho que la abandonen voluntariamente, y no precisamente para integrarse en grupos "tradicionalistas".

Este es el canto del cisne que marca el fin de una época, afortunadamente superada, y que sólo demuestra la soberbia e ira de quien se revuelve en los últimos y agónicos estertores de una deriva ideológica nefasta que en las últimas décadas ha intentado remover los cimientos de la Iglesia desde dentro, y que nunca debió haber existido. Debe de ser terrible ver, cuando uno llega a la vejez, cómo el trabajo de zapa en la Iglesia, intentando destruirla, no da sus frutos, y que tanto los tradicionalistas como los Movimientos eclesiales, a todos los cuales insulta este individuo, impiden que su trabajo de destrucción desde dentro -a mayor gloria de un supuesto Concilio que ni siquiera respalada su postura y visión de la Iglesia y del mundo-, se lleve a término y triunfe.

De ahí su pataleta. ¡Qué le vamos a hacer! Ya lo dijo Nuestro Señor Jesucristo: "ET PORTAE INFERI NON PRAEVALEBVNT ADVERSVM EAM" (Y las puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella).

4 comentarios :

  1. Permíteme que use un poco el lenguaje coloquial, pero, ¡cómo está la peña! Llego a casa y me encuentro con esto http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=10742 y luego leo el artículo de tu blog, y es que me río por no llorar.
    ¿No ven estos progres que ya se les ha acabado el chollo y que ese discurso suyo está más que muerto?

    Roguemos por su conversión, pues es lo único que les haría un bien.

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  2. Pues nos lo hemos encontrado los dos -me refiero al enlace que citas-. Por supuesto, he dejado un comentario que acaban de publicar.

    Es de risa lo que cuentan. Pero, además, los laicistas radicales -anticatólicos, en concreto- son muy arriesgados, porque lo mismo quienes acaban condenados son ellos, que incurren precisamente en aquello que denuncian.

    Mientras que sus acusaciones son falsas y fácilmente desmontables, en cambio, que en todo caso son ellos quienes vulneran la ley, es público y notorio, habiendo innumerables testimonios gráficos y pruebas que lo acreditan.

    En fin, que están "revueltos" los enemigos de Cristo y de su Iglesia. Rezaremos por ellos -lo cual no quita para que, si incurren en algún delito, lo denunciemos y, si corresponde, lo paguen de la forma en que establezca la justicia-.

    Como siempre, gracias por tu comentario, Pensador.

    Un cordial saludo, en Cristo,

    CATHOLICVS

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  3. Sólo una observación de justicia: el "don" es un tratamiento habitual en los presbíteros seculares italianos, nada que ver (necesariamente) con los mafiosos.
    En todo caso el artículo del Don Giorgio de marras es indigerible ya en su mismo estilo, sin necesidad de entrar en el pozo sin fondo del contenido.
    Por otra parte, también es verdad que a veces uno siente la tentación de decirles a los lefevbrianos que se queden con su ciega intransigencia donde están, sobre todo cuando los brazos y los gestos acogedores del Santo Padre sólo reciben respuestas displicentes.

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  4. Gracias por tu comentario, Outsider friar.

    Lo del "don" es lo de menos, aunque suena a personaje de "El Padrino" -y las maldiciones que echa también lo parecen, como desear a alguien que le dé un ictus-.

    Tienes razón en lo que se refiere tanto al estilo, como al fondo, totalmente impropio, ya no sólo de un sacerdote, sino de cualquier persona con un mínimo de educación.

    En cuanto a los lefevbrianos, los católicos debemos dejar hacer al Papa y ser prudentes. No en vano son católicos de doctrina intachable -lo cual no creo que pueda decirse de este 'sacerdote'-.

    Recemos para que en algún momento se restablezca la plena comunión con Roma, y para que 'sacerdotes' como éste dejen de escandalizar y hacer daño a la Iglesia Católica.

    Un cordial saludo, en Cristo,

    CATHOLICVS

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